Page 37 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
P. 37
, , , ,
HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN PERUANA 33
El hecho de que en. la lengua aimara, vigente en nuestros
días en la hoya del Titicaca no exista raíz ni locución no perfec-
tamente dilucidables por el toque del “aimara” moderno parece
excluir la posibilidad de una lengua forzosamente monosilábica,
nebulosa e incompleta, suerte de sánscrito americano, como la que
deberíamos adjudicar a las gentes de un Tiahuanaco nueve veces
milenario.
Nacida la civilización protocallagua, bajo su primitivo aspec-
to de embriocollagua, a orillas del Atlántico, y paseada bajo su
aspecto de precollagua, de Oriente a Occidente, sobre la faz del
continente americano, ella fué, desde el instante de merecer el
título de protocollagua, eminentemente serrana en el sentido de
poseer las cualidades y tendencias que caracterizan de ordinario
a las civilizaciones montañesas.
Fúndanlas a las tales, en momentos históricos determinados,
grupos tribales de tendencias teocráticas los cuales proceden a en-
cerrar, las más veces, en comarcas agrias y desoladas, las pren-
das de su pasado : momias tutelares, fetiches, ídolos y demás sím-
bolos de sus creencias.
Que las comarcas oligárquicas aquéllas, llamadas a convertir-
se en cunas de imperios y de teogonias, así se llamen Tiahuanaco,
Tebas, Lassa, Roma o Sión, sean improductivas de suyo, ¿qué im-
porta? desde que las clases privilegiadas que las fundaron cuen-
tan de antemano con el tributo que sus dependencias vecinas o
remotas, establecidas en tierras de provecho, le habrán de sumi-
nistrar.
Sus dichas clases fundadoras son, de necesidad, oligárquicas
e inclinadas, en lo político, a la reyecía y en lo religioso, a lo
pontifical, y como tales, propenderán en todo tiempo a la intole-
rancia sectaria, así en lo político como en lo religioso, con lo cual
acabarán por concillarse el odio de las clases agrícolas y milita-
res que las nutren y defienden, las cuales acabarán por rebelár-
seles.
Dichas oligarquías adversarán, por instinto, toda idea que
3
,