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LA SABIDURÍA QUE HAY DETRÁS DEL NAFS

               más de mil años nos separen del bendito Mensajero (r), este pacto
               es posible ya que de forma ininterrumpida han existido y existen
               creyentes veraces, de los que Allah el Altísimo está satisfecho,
               que continúan enseñando el Islam correcto y mostrando la guía
               hacia el camino recto que lleva a la salvación. El poder de Allah
               ha permanecido y permanece sobre todas estas manos a lo largo
               de este largo periodo de tiempo. La presencia del poder de Allah
               sobre la mano del Profeta (r) es lo que hace que las manos de los
               siervos veraces de Allah puedan llevar a cabo su trabajo de guiar
               a los musulmanes y transmitirles el verdadero din de Allah. Estos
               siervos sinceros poseen extraordinarias capacidades espirituales.
               El Actor Absoluto, al – fa’il al – mutlaq, es Allah y es Él quien
               concede a sus siervos el permiso de realizar los actos que tienen
               su origen espiritual solamente en Él.

                   Hay dos tipos de amor: el real y el metafórico. El amor real
               es exclusivamente el amor por Allah, mientras que el metafórico
               es el que se dirige hacia alguna criatura y es transitorio. El
               amante verdadero está libre de todos los apegos porque está
               exclusivamente y enteramente unido a Allah. Ni reconoce, ni
               considera que sea amor lo que no sea el amor real. Por ejemplo,
               Maynun alcanzó finalmente el estado espiritual en el que ni
               siquiera reconocía a Layla.
                   Lo comenta Rumi ( ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) en el siguiente pasaje: “Debido a su
               amor por el cuerpo, Allah hizo que Maynun no fuese capaz de
               distinguir entre el amigo y el enemigo.”
                   El poeta Fuzuli, que sentía un profundo amor por el Profeta
               (r), le compara en su famosa “Oda al agua” con una rosa:

                   “Qué el jardinero entregue el jardín de rosas a las aguas
               torrenciales;
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