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LÁGRIMAS DEL CORAZÓN

                  sea la generosidad y la bendición de Allah, limpiando totalmente
                  su corazón de los bajos deseos.”
                      Cuando Yusuf (u) se enfrentó a los trucos de Zulaiha,
                  sintió involuntariamente una inclinación hacia ella. En ese
                  momento Allah le reveló Su prueba indiscutible –el techo se hizo
                  transparente y vio a su padre Yaqub (u), quien se mordía el
                  dedo. A su lado apareció alguien que le decía: “¡Yusuf, mira a tu
                  derecha!” Cuando miró allí vio a una culebra de gran tamaño. De
                  esta manera le fue revelada la verdadera naturaleza de las cosas.
                  Los actos del nafs se le aparecieron en su forma real y repugnante.
                  Los aspectos superficiales se desvanecieron y se manifestó la
                  realidad profunda que encubrían. Cuando con la ayuda de
                  Allah llegó la prueba fehaciente, Yusuf (u) se salvó tanto de las
                  maquinaciones del nafs como de la mujer.
                      El Profeta (r) dijo: “El Paraíso está rodeado de lo que el nafs
                  detesta, y el Fuego está rodeado de lo que le gusta al nafs.”
                      Es posible salvar el obstáculo del nafs por medio del bai’ah
                  –pacto entre Allah y el creyente sincero y veraz, siguiendo la
                  guía y la compañía de los siervos rectos de Allah, herederos
                  espirituales del Profeta Muhammad (r), que nunca dejarán
                  de existir y de mostrar a los creyentes el camino a seguir y la
                  verdadera guía. El Qur’an dice:
                      “Los que te han jurado fidelidad se la han jurado en
                  realidad a Allah, la mano de Allah estaba sobre sus manos.”
                  (Fath, 48:10)
                      Lo que se entiende por “sus manos” son los Compañeros
                  del Profeta (r) que hicieron el pacto, bai’ah, con él. De la misma
                  manera, cada hombre de Allah,  ahlullah, incluso un pobre
                  derviche, tiene que renovar este pacto con el Profeta (r). Aunque
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