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¡PUEDES HERIR A LAYLA!
Ghuryu Khatun era discípula de Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ). Su marido era un
general. Un día recibió la orden de marchar a Kayseri, una ciudad
en Anatolia. Ghuryu quería llevar consigo un retrato de Rumi, su
maestro. Con este propósito le pidió al famoso pintor y decorador del
palacio Salyuqi retratar secretamente a Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ). El pintor fue a
hablar con Rumi ( ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) y le pidió permiso para retratarlo. Rumi sonrió
y se lo concedió. Dijo “Hazlo como quieras.”
El pintor empozó a trabajar. Cuando hubo terminado el
retrato se dio cuenta de que la persona que tenía delante había
cambiado totalmente y no se parecía en absoluto al retrato que
había pintado. Así que empezó de nuevo. Repitió el mismo
proceso veinte veces. Al final, el pintor se dio cuenta que no tenía
nada que hacer y se rindió. Su arte no era suficiente para este
cometido. Le besó las manos a Rumi y se fue. 10
Aquel acontecimiento y el consiguiente asombro del pintor
fue su despertar y causa de una profunda reflexión. Más tarde
comentó lo siguiente:
- Si un hombre recto puede alcanzar esta estación, ¿cómo
habrá sido la del Profeta Muhammad (r)?
Imam Malik, que Allah esté satisfecho con él, vivía en
continuo recuerdo del Profeta Muhammad (r). Nunca montaba
en la ciudad de Medina, y tenía cuidado de hacer sus necesidades
fuera del recinto. Siempre hablaba en voz muy baja en la mezquita
del Profeta (r). Una vez el Califa levantó allí la voz. Le dijo lo
siguiente:
10 Estos dibujos se pueden ver todavía en el Museo de Mawlana en Konia.
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