Page 82 - Revista agosto 2018.indd
P. 82

nin gún defec to, sino santa e inma cu la-  uste des quie ren irse?» Simón Pe dro le
       da. Del mismo modo, los mari dos deben   res pon dió: «Señor, ¿a quién ire mos?
       amar a su mujer como a su pro pio cuer-  Tú tie nes pala bras de Vida eter na.
       po. El que ama a su espo sa se ama a sí   Nosotros hemos creí do y sabe mos que
       mismo. Nadie menos pre cia a su pro pio   eres el Santo de Dios.»
       cuer po, sino que lo ali men ta y lo cuida.
         Así hace Cristo por la Iglesia, por   Palabra del Señor.
       noso tros, que somos los miem bros de
       su Cuerpo. Por eso, el hom bre deja rá
       a su padre y a su madre para unir se a      COMENTARIO
       su mujer, y los dos serán una sola car-  Lo que Jesús les dice a los suyos
       ne. Este es un gran mis te rio: y yo digo   nos lo podría decir a nosotros.
       que se refie re a Cristo y a la Iglesia. En   “Hay algunos de ustedes que no
       cuan to a uste des, cada uno debe amar a   creen”: esas  son sus  palabras.
       su mujer como a sí mismo, y la espo sa   ¿Habrá entre los  bautizados de
       debe res pe tar a su mari do.
                                            nuestra parroquia, entre los miem-
                                            bros de nuestra comunidad religio-
       Palabra de Dios.
                                            sa, diócesis o familia algunos que
                                            no creen? Sería impresionante una
                   ALELUIA                  respuesta afirmativa. Y lo más pro-
               Cf. Jn 6, 63c. 68c
                                            bable es que así sea. Tal vez algu-
                                            no de nosotros no cree de verdad,
         Aleluia.                           mantiene dudas, vive como si no
         Tus pala bras, Señor, son Espíritu y
       Vida; tú tie nes pala bras de Vida eter na.   creyera. Con este evangelio en el
                                            corazón debemos avanzar hacia
         Aleluia.
                                            nuestro interior, examinarnos en
                 EVANGELIO                  profundidad, sin juicios pero con
       Evan ge lio de nues tro Señor Jesu cris to   exactitud. ¿creemos o no cree-
            según san Juan 6, 60-69         mos? ¿Cómo demostramos nues-
                                            tra fe?
         Muchos  de sus dis cí pu los decían:
       «¡Es duro este len gua je! ¿Quién puede   Se dice “Credo”.
       escu char lo?» Jesús, sabien do lo que
       sus dis cí pu los mur mu ra ban, les dijo:   Oración de los fieles
       «¿Esto los escan da li za? ¿Qué pasa-
       rá, enton ces, cuan do vean al Hijo del   El final de esta serie de lecturas en tor-
       hom bre subir donde esta ba antes? El   no a la Eucaristía se resume en la ins-
       Espíritu es el que da Vida, la carne de   piración de Pedro: “¡Señor sólo Tú tie-
       nada sirve. Las pala bras que les dije   nes palabras de vida eterna!”, por eso
       son Espíritu y Vida. Pero hay entre uste-  nuestra súplica hoy es:
       des algu nos que no creen.» En efec to,   R. SEÑOR: ¡QUÉ NO NOS ALEJEMOS
       Jesús sabía desde el pri mer momen to   DE TI!
       quié nes eran los que no creían y quién   1. Por el Papa, los obispos y sacerdo-
       era el que lo iba a entre gar. Y agre gó:   tes, para que fieles a su vocación
       «Por eso les he dicho que nadie puede   crezcan en santidad todos los días.
       venir a mí, si el Padre no se lo con-  OREMOS.
       ce de.» Desde ese momen to, muchos   2. Por todas las naciones del mundo
       de sus dis cí pu los se ale ja ron de él y   para que acudan sin temor a Aquél
   80  deja ron de acom pa ñar lo. Jesús pre-  que tiene palabras de Vida Eterna.
                                             OREMOS.
       gun tó enton ces a los Doce: «¿Tam bién
   77   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87