Page 103 - Pacto de silencio
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LA PISTA DE LOS ORGANOFOSFORADOS
Así llegamos al mes de julio de 1981. El Dr. Muro, que lleva ya quince días
destituido de sus funciones de director del Hospital del Rey en Madrid, continúa
informando —a partir de ahora semanalmente— de sus avances en la investigación
del síndrome tóxico al entonces secretario de Estado para la Sanidad, Dr. Luis
Sánchez Harguindey. A la Administración, en definitiva. En los días precedentes,
Muro y su equipo fueron sopesando las posibilidades que tenían todos y cada uno de
los productos integrantes de la ensalada, como posibles portadores del tóxico o
veneno que producía la epidemia. Puesto que lo que estaba claro —lo único de
momento— es que el tóxico se hallaba en algún componente de la ensalada, como ya
apunté anteriormente. Uno a uno fueron descartando a los distintos componentes.
Hasta que, no pudiendo haber sido tampoco la sal, como ya vimos también, por
último ya quedaba solamente el tomate. Más el tomate era un fruto al que el Dr. Muro
no le había prestado su atención, debido a que no parecía fácil que fuera portador de
tóxico alguno. Él mismo nos narra sus propias reflexiones:
«Le fui explicando a Juan Raúl mientras íbamos a casa de Vicente que es que el
tomate no podía ser, porque la piel que lo cubre es una piel cérea que si le echas
agua, un ácido, o una base, o lo que sea, pues le protege, no entra en el tomate,
y que, entonces, para mí, yo me resistía a investigar el tomate. Digo: “Mira,
para que el tomate sea, el tóxico no tiene que ser nada de lo que hemos visto
hasta ahora, sino que tendría que ser un tóxico sistémico”. Entonces el tóxico
tendría que ser obligatoriamente sistémico. ¿Qué quiere decir sistémico? Que,
por ejemplo, para matar al escarabajo de la patata el insecticida, que es un
insecticida sistémico, se añade por la raíz, entra al tallo, por el tallo va a la
hoja, de forma que cuando el escarabajo come la hoja, muere. Esto es lo que se
denomina un insecticida de acción sistémica. Pero si el tóxico estaba dentro del
tomate, porque si estaba en la piel era muy fácil limpiar el tomate; además, es
normal que la gente lave un tomate, y simplemente con agua corrida, cualquier
tipo de tóxico que tenga, con el transporte y con el polvo se ha quitado. Luego
entonces el tóxico tenía que ser obligatoriamente sistémico.
»Entonces nosotros estuvimos buscando, cogimos aquel día seis muestras de lo
que habían añadido en los campos, que nosotros considerábamos presuntos
culpables o muy probablemente culpables y teníamos ya las muestras para
analizarlas.
»Y a las 10 de la noche, que había una luz como esta, porque os estoy diciendo
que estamos en los días más largos del año, que era el 11 de julio, encuentro un
saco que le veo de acción sistémica y pensamos que ése podía ser. Pero es que
nosotros habíamos puesto una serie de condiciones, y el grupo buscábamos
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