Page 98 - Pacto de silencio
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nosotros hemos podido constatara través del estudio de los trabajos realizados
                 por  el  Servicio  de  Seguimiento  del  Plan  Nacional  del  Síndrome  Tóxico  y
                 entregados en el Sumario 129181 por el jefe del mismo, Dr. D. Fidel Fernández
                 Rubio; por los trabajos del Dr. Catalá, miembro, en la época en que se realizó el

                 trabajo, del grupo de epidemiólogos de la Sanidad Nacional; y por el trabajo de
                 la Dra. Clavera, miembro de la actual comisión de investigación epidemiológica
                 del Plan Nacional para el Síndrome Tóxico, en todos ellos de forma coincidente,
                 que la enfermedad decae verticalmente a partir del treinta de mayo de 1981,

                 ficha anterior incluso a conocerse por los medios de comunicación deforma no
                 oficiosa que el aceite era el causante del síndrome tóxico, y por supuesto muy
                 anterior al inicio del canje de los aceites que se inicia el 30 de junio del mismo
                 año, pero aún hay que considerar que tales trabajos y gráficas están realizados

                 en base a la confirmación clínica de afectación, por lo que considerando que
                 desde que aparece el primer síntoma en el individuo hasta que se le confirma
                 clínicamente su afectación, pueden pasar cinco días, habría que desplazar hacia
                 la izquierda la gráfica esos mismos días, y si se tienen en cuenta ciertos trabajos

                 de investigación que afirman que el primer síntoma aparece a los cinco o siete
                 días de haber ingerido el tóxico, nos encontramos que la toxina productora del
                 síndrome tóxico deja de consumirse a partir del veinte (20) de mayo de 1981, lo
                 que nos obliga a pensar que el vehículo transmisor del envenenamiento, por su

                 corta vida, un mes aproximadamente entre el primer caso y la primera ficha en
                 que  empieza  a  decaer  la  enfermedad,  no  puede  ser  un  alimento  permanente
                 como lo es el aceite, sino un alimento temporal y perecedero».


               Cuando me entrevisté por vez primera con el Dr. Javier Martínez Ruiz, que formó
           parte de la comisión de investigación epidemiológica, procedente del programa de

           prevención y control de enfermedades crónicas, de la Generalitat de Catalunya, y que
           acabó por perder su puesto por defender la tesis del Dr. Muro, me dijo: «Una de las
           tres cosas sobre las que se asienta la tesis oficial, es el que la curva desciende cuando

           se retiran los aceites, o por lo menos cuando se avisa de su presunta toxicidad: una
           caída  espectacular.  Eso  es  falso  y  continuamente  falso;  de  todas  formas,  se  sigue
           diciendo. Pero resulta que bajaba como mínimo medio mes antes, y probablemente en
           realidad  un  mes  antes.  Según  los  datos  de  Muro,  un  mes  antes,  y  según  nuestros
           datos, basados en los estudios oficiales, es medio mes».

               Tres meses más tarde afirmaría en Diario 16, con referencia a la remisión de la
           enfermedad: «Los gráficos que iban apareciendo demostraban, sin lugar a dudas, que
           en más del 90 por 100 de la población donde apareció la intoxicación, la incidencia

           descendía espontáneamente semanas antes de la alerta y retirada de los aceites».
               Y,  tres  párrafos  más  abajo:  «Todo  parecía,  por  tanto,  indicar:  1)  que  los  casos
           venían disminuyendo sin cesar desde finales de mayo, seguramente por agotamiento
           del agente —el que fuera— que realmente causó la intoxicación masiva, y 2) que




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