Page 134 - Libro_Sars_Cov_2_Digital
P. 134
ponsabilidad de cada uno de los ciudadanos, que han aplicado de buena
manera todas las recomendaciones realizadas, sobre el uso de mascarilla,
lavado de manos y distanciamiento social, especialmente. Jamás estu-
vimos cerca de que suceda lo que pasó en las ciudades principales del
territorio nacional, cuyos casos han sido conocidos a nivel mundial.
Sí sucedió que en cinco meses de pandemia al momento de escribir
estas líneas – agosto 2020 – mi compañera de trabajo sí dio positivo
para Covid-19, ante lo cual profundicé en las medidas de bioseguridad
tomadas, tanto en lo personal, como para el centro de salud, tanto que he
salido negativo a las pruebas que me he realizado, pese a haber compar-
tido con ella gran parte del día en la jornada laboral, el mismo vehículo
para transportarnos, etc. Y esta es otra de las grandes enseñanzas de este
evento que nos ha tocado vivir: la disciplina es fundamental para evitar
contagio de cualquier enfermedad, no solamente de este novel virus, lo
cual me ha llevado a reflexionar que, si fuéramos disciplinados, como
sociedad, en varios de sus ámbitos y cotidianidad, muy seguramente el
presente sería distinto y estuviéramos hablando de un país distinto. Ese
es tema para otro tipo de publicación, pero qué lindo sería vivir en una
sociedad ordenada, que acata las órdenes de las autoridades, de salud en
este caso, con todo rigor y no pensando en que “no ha de pasar nada”.
Lo anecdótico es que siempre creímos que yo como médico sería el
primero en contagiarme de Covid-19, cosa que no ha sucedido. De hecho,
ante la posibilidad de que esto sucediera con cualquiera de los tres, como
sucedió, nos hicimos la firme promesa de no enojarnos entre nosotros y
que, si alguno lo padecía, brindaríamos todo el soporte posible para salir
adelante, en lo personal y para evitar el contagio a los demás.
Sin embargo, sí tuve cerca al virus, puesto que mi padre perdió la vida
como consecuencia de haberse infectado. El dolor de no poder acompa-
ñarlo en su momento, dadas todas las restricciones de movilidad vigentes
a la época, me marcó muy profundo mi alma, mi ser. Ha sido una mezcla
de sentimientos como dolor y tristeza, con la motivación de ser mejor
cada día, sirviendo a mucha gente a través de la profesión, para que él
se sienta orgulloso allá en el cielo, como cuando vivió. Sí, esta historia
se repitió en un sinnúmero de casos, entre compañeros y amigos, cuyos
padres o partieron al infinito o se recuperaron.
En la actualidad – septiembre 2020 – estoy listo para enfrentar, ar-
mado de conocimientos y destrezas, todo lo que la medicina me ponga
por delante y he aprendido a identificar lo mejor de cada situación, por
dolorosa que sea, porque eso me hace crecer. A mi padre, en el cielo, de-
dico estas líneas ya que es la estrella más brillante del firmamento y desde
allí me guía, acompaña y da valor.
134 Regreso al Indice