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LA BATALLA ESTÁ EN LA COMUNIDAD
Por: Md. Oscar Israel Marca Ortuño
Inicio este relato recordando el año de mi práctica médica, temporada
que coincidió con el inicio de la crisis sanitaria que puso al mundo de
cabeza en el año 2020, ocasionada por el famoso virus SARS COV-2.
Transcurre en un cantón ubicado al sur del país, cuya población no so-
brepasa los cuatro mil habitantes, con mayor presencia en la zona rural,
respecto a la urbana. Allí, la unidad de salud en la que me correspondió
trabajar; institución tipo A, según su categoría y complejidad, siendo de
primer nivel de atención al público. Vale aclarar que en este nivel se prio-
riza el trabajo en la comunidad, con visitas domiciliarias a la población,
con muchas limitantes por vencer por su localización geográfica, sumado
a factores como la cultura de las personas, entre otras.
Se presentó el primer caso de COVID-19 confirmado en la región
litoral, lo que se tradujo en la resolución de aislamiento social decre-
tada por el Comité de Operaciones de Emergencia – COE Nacional para
afrontar la situación; lo que incrementó el miedo en la población, pero
también la demanda de atención médica domiciliaria por cualquier causa,
lo que era poco favorable para todo el personal de salud, dada la escasez
de recurso humano y de transporte para tales fines. Puedo afirmar lo exte-
nuante que resultó viajar hasta el domicilio de personas con morbilidad,
que en ocasiones no ameritaba atención. Es que, en lugares como éste,
la comunidad ejerce presión desde la perspectiva que el profesional debe
velar por el bienestar humano sin importar la circunstancia, descono-
ciendo el contexto bajo el cual el médico, la enfermera, etc., realizan su
trabajo. Sí, el tema nos llevó a varios a discutir, sin olvidar que la salud
de la gente es el objetivo principal.
En cualquier caso, pensaba junto a los compañeros, que la emer-
gencia sanitaria duraría poco tiempo y que no tendríamos pacientes con
Covid-19 en la localidad; sin embargo, sucedió todo lo contrario.
En las primeras semanas de abril se conocen los primeros casos en la
capital de la provincia, la cual se ubica apenas a cincuenta minutos del
lugar de los hechos. En la tercera semana del mismo mes coincidiendo
con la semana veinticinco del calendario epidemiológico del país, se no-
tifica al centro de salud la primera paciente confirmada con Covid-19,
mediante PCR, la cual se trataba de una adulta mayor de sexo femenino
con múltiples comorbilidades de base. Sin embargo, la historia de la pa-
ciente es poco esclarecedora debido a que fue difícil establecer su nexo
epidemiológico.
En la guía socializada para diagnóstico de casos sospechosos o con-
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firmados se establece como uno de los criterios el antecedente de haber
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