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CRÓNICAS DE LA UNIDAD CORONARIA
EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Por: Md. Jorge Antonio Vecilla Chancay
Médico Postgradista de Cardiología
Como médico postgradista de Cardiología, constaté duros momentos
en la Unidad de Cuidados Coronarios (UCO), que en tiempo de pan-
demia fue transformada en Unidad de Cuidados Intensivos para pacientes
Covid-19, dada la enorme afluencia de personas contagiadas.
De hecho, yo también lo tuve y esta es mi historia.
Uno de los compañeros de turno, presentaba todos los síntomas que,
en aquel momento, se habían identificado como indicadores básicos de la
nueva enfermedad. Eran los primeros días de marzo, momento en el que
las autoridades nacionales tomaban la decisión del confinamiento y las
restricciones. A mitad del mes, empecé con las molestias relacionadas,
siendo fiebre, escalofrío, tos y malestar que crecía con el paso del tiempo.
Por lo tanto, me sometí al hisopado nasofaríngeo para confirmar o des-
mentir la sospecha, junto a la agónica espera de tres días para recibir el
resultado.
Como esperaba, el resultado fue positivo. De tal manera, comuniqué
lo sucedido vía telefónica tanto al director del hospital como a mi tutor
del área, quienes me otorgaron el respectivo permiso médico para ausen-
tarme del trabajo, puesto que el aislamiento obligatorio domiciliario era
el siguiente paso a cumplir. Con las medidas necesarias, fui a la casa de
mis padres, sintiendo miedo de que algo pudiera salir mal y se contagien
con mi presencia; sin embargo, el virus ya había entrado en el hogar antes
de mi llegada, siendo mi padre la víctima del mismo.
Me di cuenta de aquello por los síntomas que evidenciaba, los mismos
que tuve yo días atrás. Reconozco que la falta de medidas de biosegu-
ridad y la dinámica del virus para expandirse son las causas por las que
él lo recibió, tras salir de manera acostumbrada al mercado. En el tiempo
mi madre y hermano también lo tuvieron y es difícil saber si fue por él o
por mí; en todo caso, se apoderó de todos nosotros.
Recibí desde el hospital las indicaciones y tratamiento respectivos,
que aplicamos todos en casa, conforme a lo que en ese momento se co-
nocía para tal efecto. Descubrí que la depresión y la angustia son también
síntomas del virus, porque pone al límite de la locura a quien lo padece,
porque los síntomas recrudecen, el malestar no pasa; es un vía crucis que
por momentos parece interminable.
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