Page 8 - Revista Parlante Digital. Número cero.
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Carolina,
la VIP del CEDART
Por Alejandra Boites.
- Desde los 9 años supo que se dedicaría a la
danza.
- La danza la ha llevado a giras nacionales e inter-
nacionales.
Empezó a la edad de nueve años decía que en la
primaria tenía actividades culturales, entre ellas
la danza folclórica que por cierto, no le disgusta-
ba del todo, porque sentía que no lograba hacer el
zapateado igual que el resto de sus compañeros,
sin embargo su madre, la señora Graciela, le in-
sistió en que atendiera de manera especial la dan-
za.
Carolina es una joven pequeña, con cara afilada
y bonita, de una simpatía singular, habla fluido y
plática su vida, viene de Oaxaca de donde es ori-
unda y lugar que la vio nacer también en esta pro-
fesión.
Tiene dos años viviendo en la CDMX y ha logrado incorporarse a grupos de danza y gracias a su ca-
pacidad y entereza que la ha caracterizado a lo largo de su vida, logró pertenecer a un grupo que la
llevó de gira a Brasil en octubre de 2016 pasado.
Cuenta alegre como es que inició su carrera por la danza, lo que se ahora se ha convertido en una
pasión y y un estilo de vida y a lo que se quiere dedicar el resto de su vida.
-Un martes de regreso a mi casa pasamos por la Casa de la Cultura y mi mamá me dijo: “yo quiero
que viajes por todo el mundo, te voy a meter a este grupo porque ellos salen al extranjero”.
Con mi maestro que inicié hubo una súper conexión ingresé al Ballet Folclórico tradicional del
estado de Oaxaca, es un grupo independiente que tenía asociación con la Casa de la Cultura. Ahí
conoció a su maestro que según sus palabras es la persona perfecta para enseñar danza el maestro
Fermín Ramírez López, entró al grupo donde la mayoría de los bailarines eran mayores que ella, por
lo menos de 16 años para arriba.
Dice que llegó con el maestro sin más le dijo: “pasa y de ahí hasta la actualidad continua en los es-
cenarios zapateando. Inicié en la primaria en las rondas de la escuela, pero de verdad era muy mala
hasta mis compañeros de burlaban de mi zapateado”
La recibieron bastante bien y le gustó sobre todo por el acondicionamiento físico y no por la danza.
Realmente se enamoró más de la danza cuando dos de las chicas que estaban en el grupo bailaron
“Sinaloa” y es ahí donde Caro pensó: “yo quiero ser como ellas, yo quiero bailar así con ese porte”.
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