Page 63 - Libro Polotitlán
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Mil selectos compradores asisten cuatro veces al año a la gran obra teatral de ventas de Rit-
                                                 chie Bros. Polotitlán, ubicado a la orilla de la carretera 57, heredera del Camino Real de Tie-
                                                 rra Adentro. Todo un montaje en escena de más de cien millones de dólares anuales, donde
                                                 cada 40 segundos se cierra una venta. Todos los detalles son cuidados, se lleva tres meses
                                                 juntar y preparar todas la piezas de este gran rompecabezas, que el día de la subasta va a estar
                                                 armado para que cada uno de los actores ejecute con precisión cibernética su mejor papel.
                     Quién da más ... Ritchie Bros.
                                                 La amabilidad de todo el personal es insuperable, son de alto desempeño y ya algunos son de
                                                 Polotitlán. Al llegar los potenciales compradores ya se han registrado y validado su solvencia
                                                 ya que al levantar la mano están dando su palabra y una vez que el encantador dice “sold”
                                                 (vendido), rápidamente, aparece un nuevo artículo y el canto de las sirenas prosigue sin
                                                 descanso durante nueve horas.



























































                                                 Ahora, en la subasta de marzo se fue la luz y la voz dejó de escucharse,

                                                 casi instantáneamente el respetable público comenzó a chiflar, como si

                                                 se hubiera apagado el televisor en el momento en que se anotaba un

                                                 gol. Rápidamente se restableció la energía y en segundos volvía la voz

                                                 encantando: quiero 20, quiero 20, ahora 25, denme 25, bien vamos a

                                                 30, quién da 30… hasta que dice “sold !”. Visto por un fotógrafo como

                                                 yo, que va a cazar ademanes, es todo un universo de emociones, donde

                                                 como diría mi abuela: el más chimuelo masca tuercas.


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