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6 REVISTA DIGITAL URTICARIA ENERO DE 2018
C U E N T O S C O R T O S
“MÚSICA EN EL PARQUE”
Rincòn Literario
Juan Jose Del Pino - Sociòlogo
on los párpados entrecerrados Felisa ajusta la visión hasta en eso cambiaron las costumbres, la reunión con las
para no perderse lo que pasa al otro lado del cristal. amigas una vez por semana era impostergable, sin embargo,
CSe encuentra sentada en su sillón frente a la ventana ahora casi no se reúnen.
de la sala que da al Paseo del Parque de la ciudad. A su de- Por suerte, su joven nieta Aleida es distinta, la visita con fre-
recha, sobre una mesa baja está la bandeja, sobre la que re- cuencia y hasta suele acompañarla cuando tiene reuniones
posa una taza de té, unos escones recién horneados y una fuera de su casa. Ella es estudiante de comunicación social y
servilleta bordada. Aún sentada es altiva, con su espalda er- para Felisa es una esperanza de que no todo esté perdido en
guida contra el respaldo, el pelo ajustadamente recogido en el mundo de hoy.
un rodete sobre la nuca y el rostro severo, ojos claros de mi- Ella no la esperaba y sin embargo, la ve cruzar frente a su
rada penetrante y la boca de labios finos con una casi imper- ventana. Ahora sus ojos se agrandan repentinamente por el
ceptible curvatura hacia el mentón. Lleva la taza hacia su asombro, no puede creer que su propia nieta vaya al recital
boca y bebe un largo sorbo de la tibia infusión. ¿Qué aprendió de todo lo que le ha dicho sobre estas cosas?
Hoy se cumple un aniversario más de la fundación de la ciu- Más de una vez Aleida ha tratado de explicarle que todo eso
dad y como ya hace tiempo la parte popular de los actos de es muy normal, que se cambian las formas pero no el fondo
celebración se lleva a cabo en el Paseo del Parque, justo de las cosas, que todos los seres humanos son cultos y otras
frente a su casona señorial, solo separada del Paseo por la cosas por el estilo.
avenida. Enseguida escucha que se abre la puerta de entrada y apa-
Ve pasar a los jóvenes que buscan un lugar cerca del escena- rece Aleida que la abraza y besa cariñosamente. Trajo entra-
rio para terminar de embriagarse con la música de su grupo das para Felisa y sus amigas a la función de gala de esta
preferido y la cara de Felisa muestra el desagrado que le noche en el Teatro de la Ópera Provincial. Media hora antes
causa verlos vestidos así, con jeans raídos, zapatillas y reme- de la función la pasará a buscar un auto enviado por Ernesto,
ras estampadas, algunos con el torso desnudo mostrando ta- su pareja, funcionario del oficialismo en la intendencia.
tuajes enigmáticos, el pelo largo y aros, tanto en hombres Aleida, a través de él, obtiene siempre acceso a exposiciones,
como en mujeres. Parejas que hieren su pudor al acariciarse inauguraciones y otras actividades culturales como ahora
sin muestras de que les importe hacerlo a la vista de todos. para la función en el Teatro. Le informa que con Ernesto se
En su época no se veían esas cosas en la ciudad, no se hubie- quedarán en el festival del paseo.
ran atrevido a mostrarse. Esa noche Felisa, desde el palco, buscó con sus binoculares a
Felisa bebe un sorbe de té cuando comienza a escucharse el funcionarios y conocidos entre los asistentes. Enseguida se
estruendo de la música y los gritos de los jóvenes enfervori- apagaron las luces, se acalló abruptamente el sonido de los
zados. Recuerda que no era así en su juventud cuando la mú- instrumentos que estaban siendo afinados por los músicos
sica se hacía pública en el Teatro Provincial de la Ópera. Solo que ceremoniosamente se irguieron y todos aplaudieron la
allí se honraba a los fundadores y se halagaba el oído de entrada del Director. Este saludó con pompa al público y en-
quienes la podían apreciar verdaderamente. frentando a los músicos para iniciar la función elevó la batuta
Percibe alarmada que la música en el parque ahuyenta las en su mano derecha. Al levantarse el telón la escenografía
aves y le taladra los oídos. Ni el rock ni la cumbia ocupan el mostró el interior de la iglesia Sant'Andrea della Valle. En la
lugar de lo que ella considera música. primera escena Angelotti entra a la capilla y se esconde. Hace
-En mi época la música no arrasaba la naturaleza, ni atrave- su entrada el Sacristán creyendo haber oído algo y se encuen-
saba la privacidad de los hogares decentes. La gente iba al tra con el cesto con comida del pintor Mario Cavaradossi.
desfile y luego a su casa sin molestar a nadie –dice en un su- “Tosca” había comenzado.
surro. No halló tantos conocidos pero sí gente tan bien vestida como
Como ella opinan sus amigas y cuando pueden conversan de en su juventud. A Felisa se le distendió el rostro, segura de
estas cosas verdaderamente chocantes para todas. Pero aún había cosas que seguían en su lugar.