Page 84 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
—Entonces, es ahí justamente en donde aparece la
mentira. Escuche, hay veintenas de tales sitios de reposo que
son tumbas tan antiguas como el cajón del viejo Dun del viernes
por la noche —le dio un codazo a uno de sus amigos y todos
rieron—. ¡Santo Dios! ¿Y cómo podrían ser otra cosa? Mire esa,
la que está en la última parte del cementerio, ¡léala!
Fui hasta ella, y leí:
—Edward Spencelagh, contramaestre, asesinado por los
piratas en las afueras de la costa de Andres, abril de 1845, a la
edad de 30 años.
Cuando regresé, el señor Swales continuó:
—Me pregunto, ¿quién lo trajo a sepultar aquí? ¡Asesi
nado en las afueras de la costa de Andres! ¡Y a ustedes les
consta que su cuerpo reposa ahí!. Yo podría enumerarles una
docena cuyos huesos yacen en los mares de Groenlandia, al
norte —y señaló en esa dirección—, o a donde hayan sido arras
trados por las corrientes. Sus lápidas están alrededor de uste
des, y con sus ojos jóvenes pueden leer desde aquí las mentiras
que hay entre líneas. Respecto a este Braithwaite Lowrey..., yo
conocí a su padre, éste se perdió en el Lively en las afueras de
Groenlandia el año veinte; y a Andrew Woodhouse, ahogado en
el mismo mar en 1777; y a John Paxton, que se ahogó cerca del
cabo Farewell un año más tarde, y al viejo John Rawlings, cuyo
abuelo navegó conmigo y que se ahogó en el golfo de Finlandia
en el año cincuenta. ¿Creen ustedes que todos estos hombres
tienen que apresurarse a ir a Whitby cuando la trompeta suene?
¡Mucho lo dudo! Les aseguro que para cuando llegaran aquí
estarían chocando y sacudiéndose unos con otros en una forma
que parecería una pelea sobre el hielo, como en los viejos tiem
pos en que nos enfrentábamos unos a otros desde el amanecer
hasta el anochecer y tratando de curar nuestras heridas a la luz
de la aurora boreal.
Evidentemente, esto era una broma del lugar, porque el
anciano rió al hablar y sus amigos le festejaron de muy buena
gana.
—Pero —dije—, seguramente no es esto del todo co
rrecto porque usted parte del supuesto de que toda la pobre
gente, o sus espíritus, tendrán que llevar consigo sus lápidas en
el Día del Juicio. ¿Cree usted que eso será realmente necesa
rio?
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