Page 92 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
más gorda y sus mejillas tienen un color rosado encantador. Ha
perdido el semblante anémico que tenía. Rezo para que todo
siga bien.
3 de agosto. Ha pasado otra semana y no he tenido no
ticias de Jonathan. Ni siquiera las ha tenido el señor Hawkins, de
quien he recibido comunicación. Oh, verdaderamente deseo que
no esté enfermo. Es casi seguro que hubiera escrito. He leído su
última carta y hay algo en ella que no me satisface. No parece
ser de él, y sin embargo, está escrita con su letra. Sobre esto
último no hay error posible. La última semana Lucy ya no ha
caminado tanto en sueños, pero hay una extraña concentración
acerca de ella que no comprendo; hasta cuando duerme parece
estarme observando. Hace girar la puerta, y al encontrarla ce
rrada con llave, va a uno y otro lado del cuarto buscando la llave.
6 de agosto. Otros tres días, y nada de noticias. Esta
espera se está volviendo un martirio. Si por lo menos supiera
adónde escribir, o adónde ir, me sentiría mucho mejor: pero
nadie ha oído palabra de Jonathan desde aquella última carta.
Sólo debo elevar mis oraciones a Dios pidiéndole paciencia.
Lucy está más excitable que nunca, pero por lo demás sigue
bien. Anoche hubo mal tiempo y los pescadores dicen que pron
to habrá una tormenta. Debo tratar de observarla y aprender a
pronosticar el clima. Hoy es un día gris, y mientras escribo el sol
está escondido detrás de unas gruesas nubes, muy alto sobre
Kettleness. Todo es gris, excepto la verde hierba, que parece
una esmeralda en medio de todo; grises piedras de tierra, nubes
grises, matizadas por la luz del sol en la orilla más lejana, colga
das sobre el mar gris, dentro del cual se introducen los bancos
de arena como figuras grises. El mar está golpeando con un
rugido sobre las poco profundas y arenosas ensenadas, embo
zado en la neblina marina que llega hasta tierra.
Todo es vasto; las nubes están amontonadas como pie
dras gigantescas, y sobre el mar hay ráfagas de viento que sue
nan como el presagio de un cruel destino. En la playa hay aquí y
allá oscuras figuras, algunas veces envueltas por la niebla, y
parecen "Árboles con formas humanas que caminaran". Todos
los lanchones de pesca se dirigen rápidamente a puerto, y se
elevan y se sumergen en las grandes olas al navegar hacia el
puerto, escorando. Aquí viene el viejo señor Swales. Se dirige
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