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Durante la segunda mitad del siglo XIX comenzó en España un movimiento
intelectual, religioso y político denominado “Krausismo” que su nombre se debe al
pensador alemán Karl Christian Friedrich (1871-1832). Tuvo gran difusión en
España donde alcanzó su máximo desarrollo práctico, gracias a la obra de un gran
divulgador, Julián Sanz del Río, fue el punto de conexión con el pensamiento
alemán, fue becado por el gobierno español en 1843, por ello acude a clases de los
discípulos de Krause y decide profundizar en el pensamiento para trasladarlo más
tarde a España. El “krausismo” fue una corriente filosófica protestante que sustituyó
el pensamiento religioso tradicional por una moral austera, es decir, que era más
cercana a la vida cotidiana de las personas. En los colegios y en las universidades
cambió la enseñanza tradicional por las ideas modernas que estaban de moda en
Europa, pretendían la laicidad del Estado una educación más pegada a la
naturaleza y en un mayor respeto a las personas que el autoritarismo anterior.
En 1849, se publica el reglamento de la Ley Moyano. Se obliga a los profesores a
ser católicos, a ser fieles a la reina y obedientes a la constitución (de unidad política
y religiosa). En 1864 se publica una orden ministerial debido a las quejas sobre la
impartición de dichas doctrinas. Recuerdan que este reglamento está vigente y hay
que cumplirlo. Emilio Castelar encabezará a estos “acusados” a no respetar dicho
reglamento. Se crean diferentes revueltas entre los estudiantes, como la noche de
San Daniel, en la que murieron muchos estudiantes. Esto llevó a que el gobierno
buscase quien apoyara a la reina, obligando a los profesores a decantarse, pero 57
profesores se abstuvieron, por lo que el gobierno los separa de su cátedra. En 1875
se produce una “Segunda cuestión universitaria”, que a su vez hay una restauración
monárquica (Alfonso XII). En 1882, se resuelven las cuestiones universitarias por el
ministerio que nombra Sagasti al llegar al poder, así como las expulsiones y
destituciones.
En 1876 se funda la “Institución Libre de Enseñanza”, por un grupo de catedráticos
que se separan de la enseñanza tradicional para defender la libertad de cátedra, y
así mismo, negarse a impartir ideas religiosas, políticas o morales en sus clases.
Por este motivo deciden ejercer la docencia en centros educativos privados
orientados a la enseñanza universitaria, y, posteriormente, a la primaria y
secundaria. Desde 1876 hasta la guerra civil de 1936, la ILE se convirtió en el
centro de gravedad de toda una época de la cultura española y en cauce para la
introducción en España de las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas que
se estaban desarrollando fuera de las fronteras españolas. Esta Institución inspiró el
programa educativo de la II República, que hoy día ha permanecido, y, podemos
apreciarlo en la labor de los centros e instituciones sociales en España y América
Latina.
En estas escuelas se enseña y se aprende a “buscar, reflexionar, a resolver,
componer, siempre personalmente”, ya que se le da mucha importancia al trabajo
que se realiza fuera de clase por formar parte del proceso intuitivo del desarrollo de
la persona, así como a la cooperación con las familias. Su intención es crear un
hombre nuevo e íntegro, abierto a todos los ámbitos del saber, mediante una
educación moderna encargada de formar minorías intelectualmente despiertas que
sean capaces de elevar el nivel sociocultural del país. Apuesta por una escuela
neutra, tolerante y abierta a la realidad exterior, con un régimen de coeducación, en