Page 54 - Pesca y Turismo 221
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adoptado las líneas de dyneema
que se unen a la base de nylon
mediante un destorcedor.
La pesca a la boya se practica con
flotadores fusiformes de madera
balsa, a manera de lapicera, de
entre 6 y 7 cm. de largo y uno de
diámetro. Se trata de una boya
sumamente sensible, que trabaja
prácticamente ahogada, y que
obliga a una constante observa-
ción para aferrar en consecuencia
a un pique.
El tema pasa por que el sargo
no se advierta por el peso de la
boya, por eso se utilizan éstas
fusiformes que son muy livianas
y sensibles, lastradas para que
trabajen prácticamente ahogadas
Se hacen trabajar prácticamente
ahogadas para que el sargo tome
la carnada de mejillón sin sentir
oposición. El sargo se caracteriza
justamente por su comporta-
miento sumamente precavido
y ante cualquier obstáculo en el
aparejo abandona la carnada. No
queremos decir que con una boya
convencional no se pueda pescar
sargos, pero el rendimiento del
sistema de boya lapicera ahogada
rinde 10 a 1.
A la boya también se pesca con
dos anzuelos, dispuestos a mane-
ra de “bigotera”, según vemos en
el diseño gráfico.
A todo esto, el arte fundamental
de esta pesca, que se practica
desde las piedras, son la ceba y
el encarne de mejillón. El meji-
llón, ya sea para encarnar o para
cebar se arranca con un instru-
mento vernáculo que los pesca-
dores denominan “rascabuche”,
compuesto por un varejón de
eucaliptus de dos metros y una
chapa en forma angular dispuesta
en el extremo que soporta una
bolsa tejida donde cae el meji-
llón. Observado a simple vista, el
rascabuche semeja un rastrillo de
PESCA & TURISMO ׀ REVISTA Nº 221, Agosto 2019 ׀ 56 ׀