Page 119 - Marketing Farmaceútico | Gregorio Zidar
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aparecen los nombres de fantasía, un recurso igual de válido que el resto de las marcas hasta aquí caracterizadas.
Al elegir un nombre de este tipo, cualquiera sea la característica del producto, se debe recordar los enunciados básicos: debe ser corto y fácil de leer, escribir y pronunciar.
Analicemos algunos prototipos representativos. Midax, la marca líder de Gador en el segmento de la olanzapina (antipsicótico), no guarda ninguna relación con la molécula ni con la patología. Sin embargo, cumple con todos los requisitos: no es larga y su escritura y pronunciación son sencillas. Otros nombres exitosos que transitaron caminos similares son Atenix de Raffo (sertralina, un antidepre- sivo) y Oxa (diclofenac, un antiinflamatorio).
Singular fue la estrategia de Roemmers, que utilizó marcas de fantasía para distintas moléculas, pero generó un patrón común para varias de ellas: que ter- minen con las letras A y L. Tales son los casos de Lotrial (enalapril), Taural (ranti- dina), Rovartal y Sertal (propinox), sumados a tres nombres relacionados con las drogas como Amoxidal, Lanzopral (lansoprazol) y Dexopral (dexlansoprazol).
También está el caso de Beta que tiene predilección por la letra X en sus nom- bres de fantasía: Oxa, Praxol (pridinol), Doxaline (duloxetina), Taxus (calcio) y Siblix (aripiprazol). Finalmente, está el modelo de Montpellier, que denominó a dos de sus productos más exitosos con siglas: DBI y T4 (levotiroxina).
| Las compañías mundiales
Las marcas de los laboratorios multinacionales suelen ser de fantasía porque son productos que se comercializan a nivel global, donde se abordan multitud de mercados y distintos entornos culturales. Es por ello que estos nombres deben sortear las barreras idiomáticas de la forma más eficaz posible. Esto significa que la marca se debe poder leer fácilmente en distintas lenguas y no debe tener connotaciones negativas (ej. Chantix y Champix). Algunos ejemplos de renombre son Viagra, Rivotril, Voltaren (Novartis) y Prozac.
Como corolario, vale decir que las marcas de fantasía son habituales y son un recurso válido al que apelan los laboratorios cuando no aparecen otras opciones en sus registros. Pero es importante señalar que este tipo de nombres suelen
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