Page 9 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
P. 9

plantear, para la reflexión colectiva, la legitimidad de la fabricación y
       ofrecimiento de paradigmas modélicos, ficciones sublimadas de fiso­
       nomía humana, como estímulo del aprendizaje o como simple guía
       de usuario, a la usanza frecuentada desde la Antigüedad (baste con re­
       cordar el destino de las  Vidas Paralelas de Plutarco) hasta épocas más
       recientes, en el camino que rememora este inolvidable pasaje:
          «La Historia  de  los  grandes  hombres  tiene  dos  poderosas  reco­
       mendaciones muy dignas de la atención pública. Una, tributar a sus
       cenizas el reconocimiento debido al mérito y a los bienes que nos han
       procurado: lo qual, como decía un antiguo, es tomar las armas para
       defender la fama de los muertos, así como ellos las empuñaron en de­
       fensa de la vida de sus  ciudadanos.  Con esto satisfacemos la deuda
       que con ellos hemos contraído como miembros de una misma socie­
       dad. La otra, es proponer a la imitación las acciones que los han coro­
       nado de gloria. Porque los exemplos de virtud consagrada a la felici­
       dad del género humano, son unas lecciones permanentes que despier­
       tan  el  entendimiento  y  fortalecen  el  corazón  para  las  grandes
       empresas. Y aunque alguna vez pueden producir semejantes efectos
       las imágenes y estatuas colocadas a nuestra vista, hacen mayor impre­
       sión las vidas y elogios históricos, en que se representan con sus nati­
       vos colores las virtudes, los hechos y los aciertos; en fin las mismas al­
       mas adornadas de aquellas cualidades que les granjearon la estimación
       universal.»
          Así comienza don Vicente Noguera Ramón su Historia de la vida y
       escritos del P. Juan de Mañana en la edición de la que hubo de hacerse
       cargo  como  consecuencia de la repentina muerte  de  don Domingo
       Morico, que dejó al editor en penosísima situación: «Ya desmayaba el
       Impresor, y estaba casi resuelto a restituir el dinero a los Subscriptores.
       En estas angustias se dirigió a nosotros...» Y entonces lanza sus anda­
       nadas contra su predecesor:  «Nuestro primer cuidado fue reconocer
       los trabajos y apuntamientos del difunto, en donde esperábamos en­
       contrar mucho  adelantado:  pero quedó  frustrada nuestra esperanza.
       Porque D. Domingo Morico, o confiado en su ingenio, o por sus ocu­
       paciones que eran muchas, o por otras causas no tenía adelantado más
       trabajo que unas notas  al primero y segundo libro, y éstas copiadas
       por lo común de Autores Franceses, y tan mal digeridas que nos vi­
       mos en la necesidad de proponer al Impresor que debía suprimirse lo
       que estaba impreso, y empezarse de nuevo la obra. El Impresor que
       no repara en gastos, quando se trata de servir al público y cumplir lo
       que le ha ofrecido, convino inmediatamente con nuestra propuesta,
       sin embargo de los intereses que perdía: y así emprendimos el trabajo

                                                                13
   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14