Page 64 - ¿Y si quedamos como amigos?
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—Oh, lo siento. ¿Preguntó por mí? ¿Debería empezar a redactar la lista de invitados
a la boda?
—Ahora bromea.
—Sí, bromea.
Danielle se echó hacia delante y me robó un poco de hummus.
—Pensaba que te agradaría saber que un chavo muy lindo se interesa por ti. Y a lo
mejor le conté que el viernes asistiremos a la competencia de atletismo.
—Vamos porque Levi quiere echar un vistazo.
—Claro, y mientras Levi echa un vistazo al equipo del que le gustaría formar parte,
tú puedes echarle un vistazo a Ian.
—Está en primero de secundaria.
Danielle se golpeteó el labio con el dedo índice.
—Cierto. ¿Y qué puede querer un sujeto perteneciente al último eslabón de la cadena
alimentaria de la secundaria de una chica tan guapa como tú?
—No quería decir eso —no sabía qué quería decir exactamente.
—Yo sólo digo que preguntó por ti y que le comenté que acudiremos a la carrera del
viernes. No tiene más importancia.
—Ya —era yo la que le estaba dando importancia.
—Sí, no tiene más importancia —Danielle me dedicó esa sonrisa suya que usaba
para informarme de que estaba a punto de soltarme uno de sus típicos comentarios
sarcásticos—. Y ahora, ¿te importaría explicarme por qué te pusiste como un jitomate?
Yo siempre recurría a la mamá de Levi cuando tenía dudas sobre cuestiones femeninas,
pero no me apetecía consultarle qué me podía poner para asistir a la competición de
atletismo. Sabía que me habría ayudado encantada, pero no estaba segura de que le
sentara bien saber que me gustaba un chico. Siempre que Levi y yo empezábamos a
lanzarnos indirectas, descubría a nuestros papás intercambiando miraditas. Con cara de
“pero qué lindos son”. Una parte de mí estaba segura de que se alegraría, pero otra
parte pensaba que la mamá de Levi quería que su hijo y yo acabáramos juntos.
Si bien no creía que Ian estuviera interesado en mí en ese aspecto, también sabía que,
si yo saliera con alguien, no estaría tan pendiente de la relación de Emily y Levi. Y yo
adoraba las distracciones.
Así que acudí a la única persona, aparte de la mamá de Levi, que me inspiraba
confianza en cuestiones femeninas: Emily.
Le envié un mensaje de texto rápido para decirle que iba a pasar por su casa y me
puse en marcha. Estaba demasiado emocionada como para aguardar su respuesta. A
menudo pasábamos por la casa de la otra sin avisar.
Casi había llegado al portal cuando la puerta se abrió. Durante una milésima de
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