Page 123 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
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Es evidente que la iglesia utilizó textos de San Pablo para detener la concepción
milenarista (entre otros, de Joaquín de Fiore) a partir del IV concilio de Letrán, 1215.
Entremos en materia referida a los ángeles.
Según el testimonio de los textos bíblicos, los ángeles serían los encargados de
acompañar a Jesús en el momento de la Parusía. Una Parusía que es esperada por
muchos cristianos en el siglo XIII, concretamente en 1260. Una Parusía especial que,
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entre otras cosas, para algunos movimientos que acabaron siendo considerados
heréticos por la Iglesia en 1215, supondría el fin de la Iglesia de Roma tal y como se
entendía en esos momentos.
La Iglesia romana, a través de textos de San Lucas y San Pablo, pudo detener
teológicamente el milenarismo que había tomado impulso en torno a las ideas de
Joaquín de Fiore. Con la posible supresión de parte de la escultura de los ángeles, se
trataba de detener el símbolo iconográfico más claro que permitía hablar de la Parusía
inminente.
El IV Concilio de Letrán habla de los ángeles y no solo eso, acabó identificando
la naturaleza espiritual con los ángeles.
“Al comienzo del tiempo, creó a la vez de la nada una y otra criatura, la espiritual y la
corporal, es decir, la angélica y la mundana; luego la criatura humana que participa de
las dos realidades, pues está compuesta de espíritu y cuerpo.” (DS 800)
¿Cómo plasmar escultóricamente la naturaleza espiritual de los ángeles definida
por profesión de fe en este concilio?
Pero, además, esta justificación, no se pueden representar los rostros
espirituales de los ángeles, se oponía a las ideas de los milenaristas que proponían una
nueva iglesia de hombres espirituales comparables a los ángeles
del Apocalipsis: “Otro ángel salió del templo que está en el cielo.” (Ap. 14, 17)