Page 54 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 54
En La gran asamblea sagrada está escrito acerca del Antiguo de los Antiguos que es
el Oculto de los Ocultos, el Eterno de los Eternos, el Misterio de los Misterios y que,
en sus símbolos, es cognoscible e incognoscible. Según el Zohar, sus vestiduras son
blancas, aunque en esta ilustración se ven rojas, para indicar que las prendas de la
Divinidad comparten la naturaleza de la actividad cósmica. Se dice que su rostro es
amplio, luminoso y espantoso. Está sentado en un trono de luz llameante y los
destellos del fuego están sometidos a Su voluntad. La luz blanca que le surge de la
cabeza ilumina cuatrocientos mil mundos. (Según algunos textos, son cuarenta mil
mundos superiores). La gloria de esta luz llegará a los justos, llamados «los frutos
sagrados del árbol sefirótico».
Trece mil millares de mundos quedan bajo la luz que procede de su cabeza, de la
cual fluye un rocío misterioso, que tiene el poder de despertar a la vida eterna a los
que están muertos espiritualmente. Se dice que la Gran Faz mide trescientos setenta
mil millares de mundos y por eso se la llama «la Larga Faz». La apariencia del Antiguo
de los Antiguos es la del Anciano de los Ancianos, que ya era antes del comienzo y
cuyo trono se alza sobre el firmamento. El Anciano de los Ancianos deseó la Faz
Menor, o la creación, que es el carro del Santísimo de los Santísimos.
El cabello y la barba del Antiguo de los Antiguos se extienden hasta los confines
del universo. De Su cabeza cuelgan mil mil millares y siete mil quinientos cabellos
rizados, que no están mezclados, para que no haya confusión, y en cada rizo hay
cuatrocientos diez mechones de pelo y todos y cada uno de estos cabellos irradia en
cuatrocientos diez mundos. En el vacío de Su cabeza está la membrana aérea de la
Sabiduría suprema oculta y Su cerebro se extiende y avanza por treinta y dos caminos.
De la barba del Antiguo de los Antiguos fluyen trece fuentes y de Sus manos salen los
rayos madres y padres, de los cuales nace la existencia. La cabeza del Antiguo de los
Antiguos está hendida, como la de Zeus, para que pueda surgir de ella la sabiduría, en