Page 51 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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     originariamente.
       Los iniciados de la Antigüedad tuvieron visión de futuro. Se dieron cuenta de que
  las  naciones  pasan,  de  que  los  imperios  alcanzan  su  grandeza  y  decaen  y  de  que,
  después  de  la  época  dorada  de  las  artes,  las  ciencias  y  el  idealismo,  llega  la  edad
  oscura  de  la  superstición.  Teniendo  en  cuenta  sobre  todo  las  necesidades  de  la
  posteridad, los sabios antiguos llegaron a extremos inconcebibles para asegurarse de
  preservar su conocimiento. Lo grabaron en las paredes de las montañas y lo ocultaron
  dentro  de  las  dimensiones  de  imágenes  colosales,  cada  una  de  las  cuales  era  una
  maravilla  geométrica.  Escondieron  lo  que  sabían  de  química  y  matemática  en
  mitologías  que  los  ignorantes  perpetuarían  o  en  los  arcos  de  sus  templos,  que  el
  tiempo no ha destruido del todo. Escribieron en caracteres que ni el vandalismo de los
  hombres ni la furia implacable de los elementos pudieron borrar por completo. Hoy
  los hombres contemplan con respeto reverencial los gigantescos colosos de Memnón,
  que se alzan solos en las arenas de Egipto, o las extrañas pirámides escalonadas de
  Palenque. Son testimonios mudos de las artes y las ciencias perdidas de la Antigüedad
  y tal sabiduría debe permanecer oculta hasta que nuestra raza haya aprendido a leer el
  lenguaje universal: el simbolismo.
       El libro al que corresponde esta introducción está dedicado a la proposición de
  que en estas figuras, alegorías y rituales emblemáticos de los antiguos se oculta una
  doctrina secreta que tiene que ver con los misterios profundos de la vida y que esta
  doctrina ha sido preservada en su totalidad por un grupo reducido de mentes iniciadas
  desde el principio del mundo. Al partir, aquellos filósofos iluminados han dejado sus
  fórmulas para que otros también pudieran llegar a comprender. Sin embargo, para que
  aquellos  procesos  secretos  no  cayeran  en  manos  incultas  y  se  pervirtieran,  el  Gran
  Arcano  siempre  se  ha  escondido  en  símbolos  o  alegorías  y  los  que  hoy  alcancen  a
  descubrir sus claves ocultas pueden abrir con ellas un tesoro de verdades filosóficas,
  científicas y religiosas.





