Page 47 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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porque, si se cuestiona el poder de la facultad de percibir, el hombre queda reducido a
una criatura incapaz de conocer, de juzgar o de realizar ninguna otra cosa.
En el asociacionismo de Hartley y Hume se adelantaba la teoría de que la
asociación de ideas es el principio fundamental de la psicología y la explicación de
todos los fenómenos mentales. Hartley sostenía que, si una sensación se repite varias
veces, es que hay una tendencia a que se repita espontáneamente, que se puede
despertar si se asocia con alguna otra idea, aun si no está presente el objeto que
provocaba la reacción original. Según el utilitarismo de Jeremy Bentham, el arcediano
Paley y James y John Stuart Mill, el mayor bien es lo que es más útil para la mayor
cantidad de personas. John Stuart Mill creía que si se puede alcanzar el conocimiento
de las propiedades de las cosas por medio de la sensación, mediante un estado mental
más elevado —es decir, la intuición o la razón— también se puede lograr el
conocimiento de la verdadera sustancia de las cosas.
El darwinismo es la doctrina de la selección natural y la evolución física. Con
respecto a Charles Robert Darwin se ha dicho que decidió desterrar por completo el
espíritu del universo y convertir la mente infinita y omnipresente en sinónimo de los
poderes penetrantes de una naturaleza impersonal. El agnosticismo y el
neohegelianismo son también productos destacados de este período del pensamiento
filosófico. El primero es la creencia en que la naturaleza de lo supremo es
incognoscible y el segundo, una revisión inglesa y estadounidense del idealismo de
Hegel.
El doctor W. J. Durant declara que la gran obra de Herbert Spencer, Primeros
principios, lo convirtió casi de inmediato en el filósofo más famoso de su época. El
spenciarianismo es un positivismo filosófico que describe la evolución como una
complejidad cada vez mayor, con el equilibrio como el estado más elevado posible.
Según Spencer, la vida es un proceso constante desde la homogeneidad hasta la
heterogeneidad y de vuelta de la heterogeneidad a la homogeneidad. La vida también
supone la adaptación constante de las relaciones internas a las externas. El aforismo
más famoso de Spencer es su definición de la divinidad: «Dios es la inteligencia
infinita, diversificada hasta el infinito en un tiempo y un espacio infinitos, que se
manifiesta a través de una infinidad de individualidades en constante evolución».
Spencer destacaba la universalidad de la ley de la evolución y la aplicaba no solo a la
forma, sino también a la inteligencia que hay detrás de la forma. En todas las
manifestaciones del ser reconocía la tendencia fundamental a ir de lo sencillo a lo
complejo y observaba que, cuando se alcanza el punto de equilibrio, siempre va
seguido del proceso de disolución. Según Spencer, sin embargo, la desintegración