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4) Pescar en los términos del pez. No según nuestros pensamientos o antojos, sino
                   según su necesidad.

                   5) Considera usar más de un anzuelo. Debemos usar diferentes maneras de evange-
                   lizar, así como hay distintos anzuelos, en el evangelismo debemos usar distintas maneras.




                  También debemos estar listos para contextualizar el ministerio, para de esta manera
                llenar las necesidades específicas de los que estamos llamados a alcanzar. Estas son
                algunas preguntas interesantes para hacernos:
                   • ¿Cómo debe ser la iglesia y los creyentes para que los de afuera se sientan atraídos?
                   • ¿Cómo los alcanzaremos?
                   •¿Cuáles son las necesidades en su familia?







                  Conocimos a Andrés Díaz, un joven chileno soltero, graduado del Instituto Bíblico
                en Argentina, en 1989. Hablamos de empezar un Centro Evangelístico en la ciudad
                de Santa Fe.
                  Pocos días antes de recibir un equipo de estudiantes del Instituto Bíblico Río de la
                Plata, que iban a participar en la evangelización, tuvimos un trágico accidente. Fue
                el 28 de julio de 1989, viajábamos de regreso de visitar a mi hermano, que también es
                misionero con su familia en Paraguay, y chocamos con el auto. En el accidente murió
                una persona, fuimos demorados en la estación de policía por varias horas, sin saber si
                íbamos a ser liberados o continuaríamos detenidos en forma indefinida. Resultó ser la
                peor y más dolorosa noche de nuestras vidas. Habíamos llegado a la Argentina hacía
                diez meses con el deseo de plantar iglesias y ayudar a la gente. Eso no lo habíamos
                imaginado cuando aceptamos el llamado. El Señor me dio este pasaje:

                     Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —les contestó Jesús—. Cier-
                   tamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero
                   si muere, produce mucho fruto. El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece
                   su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. Quien quiera servirme, debe seguirme;



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