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La mentalidad de lograr algo o de ser alguien es esclavizarnos a nuestro propio desem-
                   peño y a las opiniones de los demás. Sin embargo, nosotros somos libres en Cristo y
                   nuestra seguridad viene de él. No necesitamos tener éxito ni la aprobación de nadie.
                   Por supuesto, sería agradable tener éxito y aprobación, pero el punto es que nuestra
                   seguridad emana de Cristo solamente. Nuestro valor se fundamenta en Cristo. Cristo
                   es el único que promete y nunca falla.  5
                McGee añade:

                   Debemos aprender a depender menos de los demás para levantar nuestra autoestima,
                   de esa manera sus pecados y sus errores no representarán una amenaza para nosotros y
                   sentiremos el deseo de ayudarles en lugar de sentirnos obligados a castigarlos.  6
                  Extender la gracia de Dios a los demás no es algo fácil, pero es muy importante.
                Nuestra oración y anhelo debe ser utilizar el modelo de hacer discípulos como una
                herramienta para ayudar a las personas para que lleguen a ser lo que Dios quiere que
                sean y para que hagan lo que Él desea. Creo que esta es la clave para el crecimiento
                futuro del ministerio.

                  Que nadie fracase en su vida cristiana. En cierta oportunidad leí el blog de Thomas
                McKenzie titulado: “¿Por qué los pastores fracasan?”. Aquí trascribo parte de su blog
                del 5 de enero de 2007:
                     Muchas veces, las personas se convierten en pastores porque son sensibles a la ne-
                   cesidad de amar a los demás. Ellos mismos también tienen necesidad de ser amados
                   y aceptados por los demás. Debido a esto, los pastores quieren agradar a la gente. Sin
                   embargo, pronto descubren que no se puede complacer a todo el mundo. De hecho, no
                   importa lo mucho que traten de evitarlo, la gente se va a molestar con ellos. También
                   descubrirán que la gente a menudo los amará y aceptará siempre y cuando el pastor les
                   caiga bien.

                   Cuando el pastor desagrade a una persona, esa persona lo va a rechazar. Debido a su
                   posición, las personas colocan cualquier cantidad de demandas sobre el pastor. Lo re-
                   lacionan con todo tipo de cosas y, generalmente, consideran que debe cumplir las fun-
                   ciones de un padre. Para la mayoría de la gente, el pastor no es una persona real, sino
                   la pantalla sobre la que sus proyecciones deben materializarse. Puesto que el pastor no
                   es una persona real, recibe demasiados elogios cuando agrada a la gente (esto alimenta
                   su necesidad de ser amado) y rechazo cuando la desagrada. Debido a esto los pastores
                   son personas que se aíslan.


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