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                  El Centro de la Iglesia Episcopal publicó un estudio    sobre la plantación de iglesias
                episcopales que identificaba siete factores claves que están correlacionados con el éxi-
                to. De acuerdo al estudio, se define el éxito cuando la iglesia llega a ser autosuficiente
                dentro de los primeros siete años de establecida. Esos factores son:
                  • Elección cuidadosa del lugar.
                  • Una comunidad que contiene una población educada y, en cierta manera, con recursos.
                  • Selección y entrenamiento de los líderes laicos de una manera efectiva.
                  • Una misma visión y un buen sentido de dirección.
                  • Un ministro joven que tenga la habilidad de empezar grupos de cero.
                  • Un enfoque en llegar a los residentes de la comunidad que no asisten a la iglesia.
                  • Un esfuerzo sistemático en el seguimiento de las visitas y potenciales candidatos.

                  Este estudio, aunque es muy bueno, tiene un punto débil: la manera en que define
                la palabra éxito. Definir el éxito en términos de capacidad de la congregación para
                lograr la independencia económica, prácticamente requiere que las “iglesias exitosas”
                sean fundadas únicamente en localidades ricas que disfrutan de una buena educación
                (segundo factor). Sin embargo, si queremos realizar la labor evangelística no debemos
                desanimarnos en empezar iglesias entre las poblaciones menos pudientes.
                Una nueva iglesia puede tener gran éxito en anunciar el evangelio y en establecerse
                en una comunidad prescindiendo de los lujos.  2




                Cada zona tiene sus necesidades, ya sea una zona de nivel elevado, medio, o humilde
                y la iglesia deberá apuntar a cubrir esas necesidades. Para ello es necesario conocer el target, las
                características de las personas a las cuales nos dirigimos, y buscar recursos acordes al común
                de esa gente, sin descuidar la integridad del llamado, que siempre es para todos sin excepción
                ni discriminación. Siempre tengamos en cuenta que los recursos nunca deben ser exclusivos
                ni excluyentes, porque la iglesia debe llegar a todas las personas con necesidad de Dios.


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