Page 14 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Laurena siguió su mirada y se acercó sin mediar palabra mientras Anduin asentía
a Genn y a Shaw, moviendo su cabeza para indicarles que debían hablar lejos de la
muchedumbre de dolientes que no se irían todavía. Algunos se quedaron, arrodillándose
en oración. Algunos se irían a casa y continuarían su duelo en privado. Otros se irían a
las tabernas para recordarse que todavía estaban entre los sobrevivientes y podrían
disfrutar de comida, bebida y risas. Para celebrar la vida, como Anduin les había pedido.
Pero las tareas de un rey nunca se terminaban.
Los tres hombres caminaron en silencio detrás del monumento. Las nubes casi se
habían ido y los rayos del sol del ocaso brillaron en el agua del puerto que se expandía
debajo.
Anduin se acercó a la pared de piedra tallada y apoyó las manos en ella, respirando
hondo el aire marino y escuchando el chillido de las gaviotas. Se tomó un momento para
tranquilizarse antes de escuchar cualquiera que fueran las palabras que Shaw tenía que
pronunciar.
Tan pronto como la mención de la gran espada de Silithus llegó a él, Anduin
ordenó a Shaw investigarlo y reportar. Necesitaba botas en aquella tierra, no los rumores
salvajes que habían estado circulando. Sonaba imposible y aterrador, y la peor parte era
que todo era cierto. El acto final de un ser corrupto, el último y más devastador golpe que
recibieron en la guerra contra la Legión, había destruido casi todo Silithus. Lo único que
había mitigado el alcance del desastre fue que misericordiosamente, en su indiscriminada
y violenta manera, Sargeras no había arrojado la espada hacia una zona más poblada del
mundo sino en esa tierra casi desierta. Si hubiera atacado ahí, en los Reinos del Este, un
continente alejado de Silithus… Anduin no pudo permitirse ir por ese camino. Debía
agradecer lo poco que tenía.
Hasta ahora, Shaw había enviado misivas con información. Anduin no esperaba
que el propio hombre volviera tan pronto.
—Dime —fue todo lo que dijo el rey.
—Goblins, señor. Un desastre total de esas desabridas criaturas. Parece ser que
comenzaron a llegar un día después de… —guardó silencio. Nadie había inventado
todavía el vocabulario correcto para describir la espada— del golpe de la espada
—continuó Mathias.
—¿Tan rápido? —Anduin estaba sobresaltado. Mantuvo una expresión neutral
mientras seguía mirando sobre el agua. Los barcos y sus tripulaciones se ven tan pequeños
desde aquí, pensó. Como juguetes. Tan frágiles.
—Así de rápido —confirmó Shaw.
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