Page 250 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Alguien la alcanzó. Él llevaba un yelmo hermosamente tallado y se presentó como
Osric Strang.
—Soy Emma Felstone —dijo Emma—. Eso parece muy pesado.
Osric, un hombre poderosamente musculoso con cabello rojo y una barba, rio.
—Lo suficientemente pesado para hacer su trabajo. Hice esto para la, la persona
que voy a ver hoy. Tomas fue como un hermano para mí. Solíamos discutir sobre quien
hacía la mejor armadura cuando servíamos como guardias, él en Lordaeron y yo en
Stormwind. Creí que lo había perdido para siempre ese fatídico día. —Osric hizo un gesto
hacia el yelmo—. Pensé que, si había sobrevivido su conversión en un renegado con su
cerebro intacto, era mejor que hiciera lo que pudiera para mantenerlo así —le sonrió—.
¿A quién va a ver?
—Mis muchachos —respondió Emma. Pudo escuchar la sonrisa en su voz—. A
los tres. Estaban en Lordaeron cuando… —no pudo terminar.
Osric la contempló con profunda simpatía.
—Yo… Siento mucho que los hayas perdido. Pero estoy muy feliz de que se
unieran al concejo para que puedas verlos de nuevo.
—Oh, yo también lo estoy —dijo Emma—. Tienes que centrarte en lo que tienes,
¿no es así?
—Eso mismo —el armero pasó el yelmo hacia el pliegue de un brazo y extendió
el otro hacia Emma—. Puede ser un poco complicado caminar en éste terreno. Agárrese.
Es un buen muchacho, pensó mientras se agarraba con agradecimiento. Igual que
los míos.
El punto de reunión —exactamente a medio camino entre el Castillo de
Stromgarde y la Muralla de Thoradin— había sido preparado para el evento. Había dos
mesas, una en cada lado. Una era para que la Horda pudiera colocar sus regalos para la
Alianza, y la otra era para que la Alianza pudiera poner sus propios regalos. Osric caminó
hasta la mesa de la Alianza y puso el yelmo, entonces se reunió con Emma. Los sacerdotes
que los habían entrevistado sonrieron victoriosos bajo sus capuchas a los participantes
reunidos, entonces les pidieron que formaran una larga línea de frente a sus equivalentes
de la Horda.
Antes, el clima había sido húmedo y frío, el cielo nublado. Ahora, las nubes
estaban desapareciendo y la luz del sol se asomaba. Mientras todos se ponían en posición,
Emma miró alrededor ansiosamente buscando a sus hijos. Con una punzada de
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