Page 248 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Sí —dijo—. Así fue —tomó una decisión en el momento—. Le pregunté sobre
           Papá —le dijo a Genn—. Dijo que no había nada que ella pudiera haber hecho para

           salvarlo. Y le creo.


                    —Claro que diría eso —se burló Genn—. Anduin… —negó con la cabeza—. A
           veces simplemente eres muy ingenuo. Me temo que algo vendrá y te lo quitará uno de
           estos días.


                    —No soy ingenuo. Esto… se sintió verdadero.


                    Genn siguió frunciendo el ceño, pero Turalyon asintió.


                    —Lo entiendo.


                    Anduin se colocó entre ellos, palmeando el hombro de cada uno.

                    —Comencemos. Hay gente ansiosa por estar con sus familias.


                    —Le  diré  a  los  sacerdotes  que  se  mantengan  listos  junto  a  los  grifos  —dijo
           Turalyon.


                    Que sean requeridos solamente para bendiciones, pensó Anduin, pero no lo dijo.

           En voz alta únicamente dijo “Gracias, Turalyon”.

                    Caminó al frente, mirando a las diecinueve personas que esperaban de pie. En sus

           rostros había expresiones de aprensión y emoción. Su rey entendió ambas emociones
           totalmente.


                    —Es tiempo—dijo—. Que hoy sea un día de cambio. De conexión. De esperanza
           y de mirar hacia adelante a un día en el que reunirse con sus seres amados se vuelva una

           ocurrencia normal en lugar de una histórica. Estarán vigilados y protegidos.

                    Ya habían sido bendecidos por dos sacerdotes, pero esa bendición sería de su rey.

           Él alzó sus manos y llamó a la Luz sobre aquellos reunidos. Los ojos cerrados. Los labios
           se volvieron sonrisas suaves y él pudo sentir la tranquilidad posarse en aquellos presentes.
           Incluyéndose.


                    —Que la Luz esté con ustedes —dijo Anduin. Primero miró al Arzobispo Faol,
           quien puso una mano en su quieto corazón e hizo una reverencia, y después a Calia, quien

           se había quedado despierta con él toda la noche distrayéndolo con historias. Ella sonrió,
           sus ojos brillando. Ese momento era tanto de ellos como lo era para los participantes
           activos.









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