Page 95 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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cuyo  pueblo  había  dado  a  la  Horda  sus  druidas  originales  y  quienes  habían  perdido
           muchos miembros del Circulo Cenarion, habían estado devastados ante la pérdida de vida.


                    Sylvanas se había sentado grácilmente durante un ritual para honrar y aliviar sus

           almas  atormentadas. Y  ahora  estaba  escuchando  —y  esperaba  aprobar—  planes  para
           mandar a más chamanes y druidas a Silithus a investigar, todo porque Hamuul Runetotem
           había tenido un sueño horrible.


                    —Los  espíritus  gritan  —estaba  diciendo  Hamuul—.  Ellos  murieron  en  un

           esfuerzo por proteger la tierra y ahora la muerte habita ese lugar. Muerte y dolor. No
           debemos fallarle a nuestra Madre Tierra. Debemos recrear el Fuerte Cenarion.


                    Baine estaba mirándola de cerca. Algunos días ella deseaba que él pudiera seguir
           su gran y sangrante corazón y llevara a los tauren hacia la Alianza. Pero su desprecio por
           la gentileza de los tauren no eclipsaba su necesidad de ellos. Mientras Baine se mantuviera
           leal —y hasta ahora lo era, cuando contaba— ella seguiría usándolo a él y a su gente para

           provecho de la Horda.


                    Junto a Baine se encontraba un representante troll, el anciano Maestro Gadrin. La
           Jefe de Guerra tampoco estaba emocionada por esa conversación. Había una aspiradora
           de poder en la jerarquía en ese momento y los trolls eran un pueblo caótico. Sólo ahora,

           tarde, ella se había dado cuenta cuán tranquilo y centrado había sido Vol’jin. Ciertamente,
           no se había dado cuenta de cómo había hecho parecer que liderar a la Horda era un trabajo
           sin esfuerzo. Los trolls exgirían una visita, también, sin duda, para que pudieran hablar
           sobre sus varias sugerencias para un líder.


                    Runetotem  había  terminado  su  apelación.  Ahora  todos  la  miraban,  todas  esas

           peludas cabezas con cornamentas giraron en su dirección.

                    Mientras  sopesaba  su  respuesta,  uno  de  los  Caminamillas  de  Baine,  Perith

           Stormhoof, llegó. Jadeaba pesadamente mientras se agachaba y susurraba en la oreja del
           Gran Jefe. Los ojos de Baine se abrieron un poco y su cola se movió. Preguntó algo en
           Taur-ahe, a lo que el corredor asintió. La atención de todos ahora estaba en el líder de los

           tauren.


                    Con un semblante solemne se levantó para hablar.

                    —He sido informado de que pronto tendremos un visitante. Desea hablar con

           usted, Jefe de Guerra, acerca de lo que sucedió en Silithus.


                    Sylvanas se tensó un poco pero por fuera estaba tranquila.

                    —¿Quién es el visitante?





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