Page 96 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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Baine se quedó en silencio por un momento, entonces respondió.
—Magni Bronzebeard. El Portavoz de Azeroth. Requiere que envíe a un mago;
es muy pesado para que el ascensor lo traiga con bien.
Todos comenzaron a hablar a excepción de Sylvanas. Nathanos y ella
intercambiaron miradas. Su mente acelerándose a mil leguas por segundo. Magni no
podría tener nada que decir que ella apreciaría escuchar. Él era el campeón del mundo, y
en ese momento, las profundas fisuras de ese mundo estaban produciendo un tesoro
espectacular. Tenía que detener eso, ¿pero cómo?
Todo lo que podía hacer, notó, era tratar de minimizar el daño.
—Sé que Magni Bronzebeard ya no es un verdadero enano —dijo—. Pero alguna
vez lo fue. Y sé que, para ti, Gran Jefe, el solo pensamiento de acoger a un antiguo líder
de una raza de la Alianza debe ser incómodo, si no enteramente repulsivo. Te dejaré la
decisión de acogerlo. Soy Jefe de Guerra de la Horda. Cualquier cosa que él tenga que
decir, me lo puede decir a solas.
Las fosas nasales de Baine se ensancharon.
—Pensaría que tú de entre todas las personas entenderías cómo una
transformación física puede cambiar las opiniones propias, Jefe de Guerra. Una vez fuiste
miembro de la Alianza. Ahora lideras a la Horda. Magni ya ni siquiera es de carne.
De ninguna forma era un insulto, sin embargo, de alguna forma, le dolió. Pero no
podía contrarrestar la lógica.
—Muy bien. Si crees que es seguro, Gran Jefe.
Los tauren y los trolls siguieron mirándola y le tomó un momento darse cuenta
que estaban esperando que ofreciera a su mago. Apretó los labios un momento, entonces
se volvió a Arandis.
—¿Acompañarías a Perith a dónde el Portavoz nos espera?
—Por supuesto, Jefe de Guerra —dijo de inmediato. En los incómodos minutos
antes de que escucharan el zumbido del portal, el cerebro de Sylvanas comenzó a trabajar
en cómo manejar de la mejor forma la inminente conversación.
Cuando Magni apareció, innumerables aspectos de su cuerpo diamantino
reflejando la luz del fuego, Baine lo saludó cálidamente.
—Estamos honrados con tu presencia, Portavoz.
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