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La práctica que a continuación se desarrolla, se encuentra dividida en tres apartados.
En primer lugar, se recogen las reflexiones de diversos autores, acerca de los grupos
homogéneos y heterogéneos en las escuelas, dando lugar a un segundo apartado que
se compone de diferentes estructuras de aprendizaje que llevan a una elaboración del
trabajo cooperativo, finalizando, con el esquema de una de estas estructuras
cooperativas que ayuden a desarrollar una presentación oral de la misma.
Como se ha indicado, primeramente, veremos las controversias existentes entre la
lógica de la homogeneidad y la lógica de la heterogeneidad:
Según Brown y sus colaboradores (1987), la homogeneidad es una de las corrientes
más cuestionables en la actualidad. Determinan que en las escuelas se ve como algo
positivo que el alumnado trabaje por agrupamiento de similitudes, por niveles de
aprendizaje semejantes, lo que conlleva a una realización de grupos uniformes.
Dentro del ámbito de la educación especial esta lógica ha llegado incluso a lo absurdo,
creándose centros y aulas con programas diferenciando al alumnado según su grado
de discapacidad y autonomía, algo que para estos autores dista por completo, de la
realidad existente fuera de estos ámbitos educativos, donde prima la heterogeneidad
en todos sus niveles (de aprendizaje, social, cultural…), por lo que se les ha privado
de adquirir habilidades, valores para desarrollarse en estos ámbitos.
Es en esta línea, también, hacia la que apuntan las reflexiones de Miel Ainscow (1995),
quien afirma que la atención individualizada en algunos alumnos, les priva de
interactuar con sus iguales, limitando así sus posibilidades de aprendizaje en un
entorno general con otros individuos de diferentes capacidades, intereses o
motivaciones, ya que la interacción entre todos crea un estímulo positivo de
aprendizaje y de colaboración mutua. Por lo tanto, para conseguir una lógica
heterogénea, hemos de avanzar hacia escuelas donde tengan la oportunidad de
experimentar con una práctica inclusiva, fomentando la convivencia, autonomía y el
aprendizaje mutuo, teniendo en cuenta los criterios heterogéneos del grupo de
alumnos (naturaleza, capacidades y rendimiento), por medio de programas
cooperativos, en vez de trabajar con estructuras individualistas y/o competitivas. Si
bien, las posturas extremas nunca son buenas y como también apunta Brown, en
ocasiones puede resultar beneficioso trabajar en ocasiones con grupos homogéneos
o, incluso, de manera individualizada, pero siempre con fines específicos y de manera
temporal.
Con respecto a las estructuras simples de aprendizaje cooperativo, cuyo autor es
Spencer Kagan, las componentes del grupo hemos realizado una selección de 4/5
actividades que nos han parecido de lo más certeras para trabajar tanto en niveles de
primaria o secundaria (como señala el creador) o, incluso, en Educación Infantil, con
las modificaciones pertinentes.
Por un lado, la actividad titulada Los pares discuten. Su objetivo es consensuar en
parejas la solución a una incógnita proporcionada por el docente, para lo que deberán
centrarse en fuentes de información distintas. A posteriori, expondrán sus hallazgos a
la pareja (bajo un tiempo estimado previamente por el/la maestro/a) y acordarán de
manera mutua la información que desvelarán sobre el tema al resto del equipo clase.
Esta actividad, proporciona la acción recíproca entre los dos sujetos implicados de
manera paralela, además de una participación proporcionada en la labor, así como
una interacción positiva. En infantil, además de trabajar la expresión verbal e inculcar
en ellos la necesidad de investigar y validar la información con fuentes fiables, es
evidente que el trabajo conjunto, ayuda a respetar los tiempos del otro/a y madurando
así hacia una etapa evolutiva menos egocéntrica.