Page 364 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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          Aquéllas lanzaron la tarasca contra cierto número de adver-
      sarios que la acosaban, en una serie de rápidas acometidas.
          Dos de ellas se mantenían dentro de la cabeza del monstruo,
      a tiempo que otras dos, sobre sus costados espiaban hacia el ex-
      terior por aberturas practicadas en la parte central del caparazón.
          El artista chinchasuyo parece haber puesto decidido empeño
      en demostrar el sexo y  condición de mujeres desnudas de las sa-
      cerdotisas recatadas en el caparazón de la llallagua.
          Las de la cabecera asoman sus brazos, armados con sendas
      cuchillas, sosteniendo a las veces la cabeza cercenada del lidiador
      caído en sus manos.
          El menor esfuerzo de imaginación nos da a entender el papel
     representado por la llallagua  y  por la parvada de ensillos que la
      asedian en estas monstruosmaquias de Nasca.
          Las gentes de una comarca determinada hállanse reunidas en
      el égido de un pueblo, al pie de una huaoa, sobre cuyo borde se
     perfilan las momias tutelares de sus diferentes linajes, en calidad
     de postumos espectadores.
          Transcurren las primeras horas del día en la tarea de los
     ccuchus rituales.
          Las reses sacrificadas son llamos  y  cuys, de cuyo despojo el
     sacerdote toma para sí hígado, corazón  y  grasa, dejando las carnes
     sobrantes a las pallas encargadas de emplearlas en los festines que
     han de rematar la serie de aquellos regocijos.
          Llega el momento de la aparición de la llallagua.
          Cuantos hacen  el papel de espectadores, siéntanse a la re-
     donda sobre los costados de la plaza elegida para teatro de la
     monstruomaquia, sosteniendo una huasca, o soga, de cuyo trazado
     no deberán  \ ebasarse los lidiadores  y  danzantes, como nos lo da
     a entender el siguiente pasaje de la Relación del Descubrimiento
     y  Conquista del Perú, de Pedro Pizarro
          “ Hacían grandes bailes en la plaza, asidos de una maroma de
     oro muy gruesa que tomaba todo el rededor de la plaza.
          ”Esta cadena nunca se halló.”
          Baja al “coso” el informe caparazón, al cargo de diez o más
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