Page 365 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN PERUANA 361
sacerdotisas recatadas en sn interior, seguida de monstruos me-
nores, y rodeado de una nube de danzantes disfrazados de anima-
les totémicos fabulosos.
En este orden de ideas, éste copia las tretas del zorro, ése los
andares del oso, el de más allá las acometidas del jaguar, o bien
los aleteos del cóndor y el revuelo del halcón.
Conjunto animado y pintoresco cuanto cabe imaginar.
Si las voces que hoy prevalecen en los lances del huacatoccori
fueron las de entonces, ellas debieron ser las siguientes:
/topa!... ¡topa! ¡acomete!... ¡acomete!
/ Hucicray /... ¡huacray ! . . .
Colocados la llallagua y los monstruos secundarios en el cen-
tro del coso, dáse principio a una lid emocionante durante la cual
aquélla acomete bramando a los monos, zorros, osos, pumas y de-
más comparsas que la asedian.
Hombre cogido por la llallagua es hombre muerto.
A tiempo que un fornido brazo mujeril le sujeta por los ca-
bellos, otro armado de un afilado cuchillo cercénale la cabeza, en
medio de la algazara de los concurrentes.
Las cabezas cercenadas son colgadas, en forma de sangriento
trofeo, de las crenchas ensangrentadas del monstruo.
Todos, sin exceptuar los deudos de los que allí pierden la
vida, encuentran muy de su agrado aquellas bárbaras hazañas, por
el sentido litúrgico que ellas encierran.
Aquellos cruentos regocijos han debido tener un desenlace
sádico orillador de los grados del espasmo, por efecto del peligro
afrontado y de los golpes recibidos.
Nos lo da a entender el empeño puesto por el pintor alfarero,
al poner de manifiesto el sexo y el estado de desnudez de las
mujeres que en ellas intervinieron.
Las acometidas de ensillos, osos, pumas y panteras totémicas
han debido tener por objeto forzar a aquéllas a modo de bacantes
y de euménides, y el fruto de aquellos sádicos ayuntamientos ha
debido engrosar las filas del sacerdocio lugareño.
Los centenares de heridos y liciados en aquellas monstruoma-
quias del país chinchano han debido ser curados en las casas de