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SALVADOR BORREGO

                        se con él. Ningun banquero en Nueva York o en Lon-
                        dres determinará nuestra política económica. Sólo los
                        intereses nacionales la gobernarán.  No  soy esclavo
                        de ningún grupo internacional" (24, 11,42).
                           "Hasta ahora comprendemos todo el  alcance  de
                        los preparativos de nuestros enemigos.  Hoy vemos
                        en la  conspiración que abarca a  todo el  mundo,  la
                        colaboración de la democracia y el comunismo. He-
                        mos podido resistir victoriosamente en todos los cam-
                        pos de batalla a esa coalición del marxismo judío y el
                        capitalismo. Debemos dar gracias al Todopoderoso,
                        sin cuya ayuda toda la fuerza humana, toda la labo-
                        riosidad y todo el valor hubieran sido en vano ...
                           "Esos  Estados  que  se han aliado  al  comunismo,
                        probablemente se convertirán muy pronto en vícti-
                        mas del mismo. Hoy el pueblo alemán sabe bien cuá-
                        les son las bondades de esa bestial teoría". (15, III,42).
                     Casi dos años más tarde reiteraba "Para la Gran Bretaña
                        y los  EE.UU.  ya  no es cuestión de si  después de  la
                        guerra  querrán  luchar contra  el  bolchevismo.  La
                        cuestión es si después de la guerra podrán re-
                        sistir a  la plutocracia o  al  comunismo  en sus
                        propios países ... La opinión de que será posible lle-
                        gar a vivir pacíficamente junto e incluso en armonía
                        con ese fermento de descomposición, es tanto como
                        creer que el cuerpo llegará con el tiempo a anular los
                        bacilos del cólera.
                           "Si el pueblo alemán es capaz hoy en día de soste-
                        ner esta lucha de vida o muerte por su propia subsis-
                        tencia y la del continente europeo, es debido a la gra-
                        cia de Dios  ...  (30, 1,44).
                     Al  año siguiente, tres meses antes del fin  de la guerra,
                   afirmaba: "El sistema liberal puede conducir solamente a
                  su propio derrumbe  ...  Las democracias no serán capaces
                  de librarse de los malos espíritus invocados por ellas  ...  Si
                  los judíos del Kremlin proceden a veces con una brutalidad
                   directa y otras veces con cierta cautela,están siempre im-
                   pulsados por consideraciones tácticas. El resultado será el
                   mismo en cada caso".  (30, 1,45).


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