Page 99 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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SALVADOR BORREGO

                         estriba no en cuidar de que los perezosos encuentren
                         acomodo en la burocracia, o los insensatos logren un
                         puesto entre los funcionarios,  sino en procurar, sin
                         miramientos, de que sean removidos los perezosos,
                         los incapaces  ... y ocupen los mejor dotados los pues-
                         tos de aquellos
                            "El Estado tendrá que intervenir a veces para ga-
                         rantizar los intereses comunes. Sólo que para ello se
                         servirá de aquellos que han demostrado ser los más
                         capaces en razón del proceso económico general.
                            "En  el momento en que la  guerra deja paso a  la
                         paz, es el consumidor quien vuelve a dictar las nor-
                         mas generales de la existencia. Y entonces vuelve a
                         reinar la libertad en la  lucha por la vida,  refrenada
                         también, naturalmente, por los intereses nacionales.
                            "Nos encontramos enzarzados en una lucha
                         que será decisiva para el triunfo de uno de es-
                         tos  dos  puntos  de vista ...  una producción  en
                         masa dirigida exclusivamente por el Estado, o
                         desarrollo de la humanidad mediante el fomen-
                         to de la iniciativa privada, en la cual veo única-
                         mente la condición indispensable para la evo-
                         lución progresiva y para toda obtención com-
                         plementaria de valores importantes.
                            "Cuando en aquella época dije que al cabo de po-
                         cos años la pregunta no sería' ¿dónde podemos em-
                         plear a los trabajadores?', sino que sería: '¿de dónde
                         podemos obtener trabajadores?',  esto se  consideró
                         un optimismo incomprensible, una idea ilusoria. Pero
                         las cosas han ocurrido como yo decía. Y ciertamente
                         por razón muy simple: cuando una nación pretende
                         alcanzar un determinado nivel de vida, y por otra parte
                         el pueblo está dispuesto a trabajar, y en tercer lugar
                         se reconoce que ese nivel de vida sólo se podrá conse-
                         guir por medio del trabajo, entonces todo es simple-
                         mente cuestión de organizar la economía para: pri-
                         mero, crear bienes mediante el trabajo; segundo, dis-
                         tribuirlos de manera que lleguen a quienes realizan
                         el  trabajo.  Por  ello  emprendimos en aquella  época


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