Page 37 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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SALVADOR BORREGO


                      En cuanto la Junta Militar se afianzó en el poder, reci-
                    bió una "generosa" propuesta de  la  Cúpula  Financiera
                    Internacional,  con sede en Nueva York.  La  propuesta
                    hacía notar que Argentina debía 8,000 millones de dó-
                    lares y que  podía  verse obligada  a  declarar una  sus-
                    pensión de  pagos,  cosa  terrible  para su economía.  A
                    fin de que eso no ocurriera, se le ofrecían nuevos crédi-
                    tos,  para lo  cual era conveniente que implantara una
                    política  económica  como la  recomendada  por Milton
                    Friedman (de la escuela de Chicago). Y a efecto de que
                    esto fuera convenientemente realizado se pedía que el
                    brillante egresado de  Harvard, ]osé  Martínez de  Hoz,
                    fuera  nombrado  ministro  de  economía.  Así  seguirían
                    fluyendo créditos para que Argentina se elevara a  ni-
                    veles sin precedente.
                       La política económica de Friedman -que se le  acon-
                    sejaba a la ]unta Militar- consistía en la libertad de mer-
                    cado, libre convertibilidad de divisas, liberación de pre-
                    cios, liberación de las tasas de interés, liberación
                    de importaciones y exportaciones, combate a la in-
                    flación y restricción del gasto público. En suma, el pro-
                    grama liberal de "dejad hacer, dejad pasar" ...
                      Ya en la práctica, la liberación de las importacio-
                    nes empezó a  afectar a  la industria argentina,  la
                    cual no podía competir con la producción norteameri-
                    cana, japonesa o alemana  (que en algunas ramas go-
                    zaban de  subsidio).  A la  vez, el  ministro  Martínez  de
                    Hoz  fue  dictando sucesivos aumentos de  tarifas a  los
                    servicios públicos,  con las buenas razones de que se
                    hallaban subsidiados y de que era necesario equilibrar
                    el gasto público.
                       Naturalmente el alza de tales servicios repercutió en
                    los precios de todo y la inflación siguió adelante.  Ade-
                    más, las tasas de interés seguían subiendo (de acuerdo
                    con su liberalización) y se dio la explicación "friedmana"
                    de que si había inflación era indispensable que los inte-
                    reses  bancarios  subieran,  a  fin  de  compensar  a  los
                    inversionistas por la erosión que sufrían sus capitales.



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