Page 40 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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ARMA ECONOMICA

                   Para Argentina fue esto último. Ya en plena ruina, con
                una inflación de más del 300% y con su moneda por los
                suelos (diez mil pesos por dólar), el gobierno escuchó el
                "canto  de  sirena"  de  que  podría  recuperar  las  islas
                Malvinas y así mejorar su dañada imagen ante el pue-
                blo.  Pero  resultaron  falsos  los  informes  que  tenía -de
                que Estados Unidos se mantendría neutral y de que eso
                paralizaría a  Inglaterra-, y sobrevino la  derrota en las
                Malvinas.
                   Desprestigiado por el fracaso económico y por la fa-
                llida  invasión,  la  ]unta  Militar  fue  arrollada  en  los
                comicios de 1983 y subió a la presidencia Raul Alfonsín,
                procomunista (maquillado de demócrata-liberal), quien
                además tiene el mérito de pertenecer a la selecta Logia
                Teodoro Herzl. Alfonsín restableció el pluripartidismo y
                estuvo realizando una "purga" en el ejército argentino
                para anularlo como fuerza política.




                PINOCHET  RESTABLECIO       El  11  de septiembre de  1973
                El MERCADO  LIBRE           el  ejército  chileno  rescató  a
                Chile  del  régimen  comunista  de  Allende  Gossen,  que
                había producido estatizaciones, racionamiento, escasez,
                miseria y  desesperación.  Una  vez más se evidenciaba
                que la economía marxista es ruinosa porque su princi-
                pal función es la de controlar políticamente a  todos los
                sectores sociales, no la de mejorarlos.
                   La ]unta Militar volvió sus ojos a un modelo económi-
                co distinto al practicado por Allende. Y allí estaba, a la
                vista, la fama de Milton Friedman, premio Nobel, máxi-
                mo representativo de la también famosa escuela econó-
                mica de Chicago. Friedman había enriquecido la escue-
                la clásica liberal y adoptado algunos puntos de la escue-
                la  de  Viena.  ¿No  era,  acaso,  esa sabiduría  lo  indicado
                para reencauzar la vida económica de Chile?
                   Así  lo vio Pinochet y entregó las finanzas del país a
                un grupo de brillantes discípulos de Friedman, conocí-



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