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no despedía llamas y a los tres hombres. Él les dio agua pura y Y según el Génesis 19:3, Lot se llevó a su casa a los dos án-
ellos le ofrecieron tres tortas. Si reflexionamos sobre este senci- geles que encontró a las puertas de Sodoma, «donde les preparó
llísimo suceso, del mismo modo como los folkloristas lo han he- de comer, y coció panes ácidos y comieron». Así es que, a fin de
cho con las historias que antes hemos citado, no podemos sos- cuentas, el relato de Joe Simonton pudiera ser una ilustración
layar una posibilidad: la de que el encuentro de Eagle River ocu- moderna de la recomendación bíblica: «No olvidéis acoger a los
rrió así efectivamente, y que tuviese el significado de una cere- extranjeros, pues a veces algunos han recibido a ángeles sin sa-
monia sencilla, pero solemne. berlo.»
Esta última teoría fue muy bien expresada por Hartland, cuan-
do, refiriéndose al intercambio de alimento con las hadas, dijo
lo siguiente:
ANILLOS AL CLARO DE LUNA
En casi toda la Tierra se considera que el rito de la hospita- Esta sección está dedicada a diversos tipos de estructuras que
lidad comporta ciertas obligaciones a quien los recibe, uniéndo- la mentalidad popular considera de origen sobrenatural. «Anillos»
lo con lazos especiales al que lo otorga. E incluso en los lugares
donde no se conoce la noción de hospitalidad, el hecho de par- de hadas * y «nidos» de platillos entran evidentemente en esta ca-
ticipar en una comida común se ha considerado a menudo como tegoría. Aunque estos fenómenos son considerados como casos
símbolo de una unión altamente sagrada, si es que no consti- «marginales» por los especialistas en OVNIS, creo que los nidos
tuía ya esta unión. merecen algo más que una atención superficial, y deberíamos con-
siderarlos a la luz de creencias tradicionales muy concretas acerca
En los banquetes de bodas y otros ágapes tradicionales, pre- del significado de los «círculos mágicos» que durante siglos los
sididos por la gastronomía, este significado aún perdura con bas- agricultores han encontrado en sus campos. La literatura sobre
tante claridad, incluso teniendo en cuenta que el valor simbólico esta cuestión es, por supuesto, abundante, por lo que únicamente
de estos acontencimientos se haya perdido para la mayoría de seleccionaremos unos cuantos casos como ejemplo y antecedente
nuestros contemporáneos. Hartland incluso llega a apuntar que de una más detallada discusión del tema en capítulos posteriores.
la costumbre de enterrar a los muertos con ofrendas de comida Al anochecer del jueves 28 de julio de 1966, Monsieur Lacoste
acaso pudiera tener alguna relación con la creencia, muy difun- y su esposa se hallaban paseando por las afueras de Montsoreau,
dida, de que hay que disponer de provisiones de boca terrestres en el Departamento francés de Maine-et-Loire. Súbitamente, vie-
para cuando se llegue al país de las hadas, o renunciar para siem- ron una esfera roja que cruzaba el cielo como un meteoro. Sin
pre a la vida mortal. Y la verdad es que tanto en las antiguas embargo, su comportamiento no era el propio de un meteorito,
como en las modernas tradiciones, la morada de donde proceden pues pareció tocar el suelo para elevarse de nuevo —sin perder su
nuestro visitantes sobrenaturales se confunde a veces con el reino color rojo brillante— y permanecer suspendida unos momentos a
de los muertos. Éste es, sin embargo, un punto discutible, porque una altura media, antes de perderse de vista. Se indagó si en
lo mismo puede decirse de los «visitantes» procedentes del cielo. aquella zona se efectuaban pruebas militares: el resultado fue
Los teólogos, que discuten sobre la naturaleza de los ángeles, lo negativo.
saben muy bien. Pero al menos la idea de alimento nos propor- Al día siguiente, un campesino de Montsoreau llamado Alain
ciona otra conexión. Vale la pena leer un pasaje de la Biblia a Rouillet declaró que una zona de nueve metros cuadrados de su
la luz de las observaciones que hace Hartland sobre el rito de la campo de trigo había sido aplastada y recubierta con una sustan-
hospitalidad: cia amarillenta y oleosa. Las investigaciones que se efectuaron
proporcionaron detalles adicionales sobre la identidad de los tes-
Haré traer un poco de agua para lavar vuestros pies y des- tigos y dieron fuerza a la suposición de que allí había aterrizado
cansaréis debajo del árbol, y traeré un bocado de pan y os con- un objeto fuera de lo corriente. Lacoste ejerce la profesión de
fortaréis; después seguiréis, pues no en vano habéis llegado fotógrafo en Saumur, mas, por desgracia, no llevaba una cámara
hasta vuestro siervo. Ellos contestaron: «Haz como has dicho.» consigo en el momento del incidente. Afirmó que la luz que des-
Y tomando leche cuajada y leche recién ordeñada y el terne-
ro ya dispuesto, se lo puso todo delante, y él se quedó junto a
se
España
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ellos, debajo del árbol, mientras comían. 4 unos * hongos. N. del les llama corros de brujas, y son causados por los mlcelos de
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