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REDACCIÓN DE TEXTOS







            RAZONES. LO y LA (LOS y LAS) son el caso acusativo, que es el del complemento
            directo; LE y LES son dativo, caso del complemento indirecto.


               Por eso no puede decirse “Cuando LA veo ese peinado” que es lo que veo “a Eloisa”, complemento
            indirecto de la oración (a quien) y, por tanto, debe decirse LE. En cambió es correcto decir ‘Cuando
            LA veo con ese peinado”, porque, en este caso, el complemento directo de ver —lo que veo— es “a
            ELOÍSA” y, por tanto, está bien LA.


               No es por ello aceptable escribir “LO di un empujón”, porque el complemento directo de ‘‘dar’’ es el
            “empujón”, y el indirecto —a quien se LO di— fue a él y, por consiguiente, ha de decirse LE.


            En cuanto al LEÍSMO


               —Empleo indebido del pronombre LE— se debe, a nuestro juicio, a las siguientes razones:


               En español, cuando el complemento directo es persona o cosa personificada, lleva la preposición
            A; no la lleva en los demás casos. Decimos: “Quiero A Pedro” y no “Quiero Pedro”. En cambio, escri-
               bimos “Quiero pan” y no “Quiero A pan”.


               (Lo lógico sería decir “quiero Pedro”, lo mismo que decimos “quiero pan”). De aquí la confusión: al
            llevar la persona complemento directo la preposición A, parece como si fuera complemento indirecto.
            Por ello, al usar el pronombre personal, se dice LE, cuando debía ser LO. Es frecuentísimo oír: “Yo
            LE conocí”, en lugar de “Yo LO conocí”. Aquí, el complemento directo de “conocer’’ es, por ejemplo,
            Pedro; pero si hubiéramos utilizado el nombre personal, hubiésemos escrito “Yo conocí A PEDRO” el
            cual, a pesar de la preposición A, es acusativo y, por tanto, debe decirse LO.

            Según el uso culto actual, el LOÍSMO y el LAÍSMO


               Se consideran como incorrectos. En cambio, se admite el LEISMO. Es decir, no se admite el empleo
            de LO y LA por LE; pero sí LE cuando debía ser LO.


               Hay, no obstante, un LEÍSMO completamente inadmisible: el que refiere el pronombre LE a cosas
            no personificadas. Ejemplos: “Este tema no me LE sé”. “Este libro no te LE doy”.


               EJEMPLO:


               Oído  en el “metro”  de Madrid:


               -    Y, al armario  —dice  una  señora  a otra—,  ¿con  qué  lo diste para limpiarle?


               -    Lo  di “Brillantol”  —contesta  la aludida.


               Las dos señoras citadas debieron decir le diste y no lo, porque dieron fue al armario (complemento
            indirecto y, por tanto le).

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