Page 27 - La sangre manda
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—Sí, y si quiere información sobre algo, Safari la encontrará. Solo tiene
que buscarlo en Google. Miré.
Me acerqué a su sillón e introduje «Coffee Cow» en la casilla de
búsqueda. El teléfono se lo pensó y luego mostró unos cuantos resultados,
incluido el artículo de Wall Street Journal por el que había llamado a su
agente.
—Hay que ver —dijo, maravillado—. Esto es internet.
—Pues sí —respondí, pensando: Claro, qué va a ser.
—La red.
—Sí.
—Que existe… ¿desde hace cuánto?
Usted debería estar enterado de estas cosas, pensé. Es un gran hombre de
negocios; debería estar enterado de estas cosas aunque se haya retirado,
porque todavía le interesan.
—No sé desde cuándo existe exactamente, pero la gente lo usa a todas
horas. Mi padre, mis profesores, la policía…, en realidad todo el mundo. —
Con toda intención, añadí—: Incluidas sus empresas, señor Harrigan.
—Ah, pero ya no son mías. Sé un poco, Craig, de la misma manera que sé
un poco sobre varios programas de televisión a pesar de que no veo la
televisión. Cuando leo mis periódicos y revistas, tiendo a saltarme los
artículos sobre tecnología, porque no siento interés. Si quisieras hablar de
boleras o de distribuidoras de cine, sería distinto. En eso sigo al tanto, por así
decirlo.
—Sí, pero no se da cuenta… de que esas empresas utilizan la tecnología.
Y si usted no lo entiende…
No supe cómo terminar, al menos sin rebasar los límites de la cortesía,
pero al parecer él sí supo.
—Me quedaré rezagado. Eso quieres decir.
—Supongo que da igual —dije—. Oiga, a fin de cuentas, está retirado.
—Pero no quiero que me tomen por tonto —admitió, y con cierta
vehemencia—. ¿Crees que Chick Rafferty se ha sorprendido cuando lo he
llamado para decirle que vendiera Coffee Cow? Ni mucho menos, porque con
toda seguridad tiene otra media docena de clientes importantes que han
cogido el teléfono y le han dicho lo mismo. Algunos son sin duda personas
con información privilegiada. Otros, en cambio, sencillamente viven en
Nueva York o New Jersey y se enteran porque reciben el Journal el día que se
publica. No como yo, aislado aquí en las quimbambas.
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