Page 158 - En nombre del amor
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CAPÍTULO 19 CAPÍTULO 19
A media tarde, el cielo se estaba nublando y se acercaba la hora de iniciar la tabla de ejercicios con Gabby. A pesar de que ella había completado los ejercicios rutinarios por la mañana y que una enfermera vendría al atardecer a realizar más ejercicios, Travis le había preguntado a Gretchen si no le importaba que él hiciera lo mismo por la tarde también.
—Creo que a ella le gustará —le había contestado.
La enfermera le enseñó todo el proceso, asegurándose de que él entendía que cada músculo y cada articulación necesitaban atención. Mientras que Gretchen y las otras enfermeras empezaban por los dedos de las manos, Travis empezaba por los de los pies. Apartó la sábana y le cogió el pie, a continuación empezó a flexionar uno de los dedos rosados hacia arriba y hacia abajo y después repitió el ejercicio antes de pasar a otro dedo.
Travis se había acostumbrado y le gustaba hacer eso por ella. El tacto de su piel contra la suya bastaba para activar una docena de recuerdos: la forma en que él le masajeaba los pies mientras ella estaba embarazada; los lentos y seductores masajes en la espalda a la luz de las velas, a los que ella respondía con un ronroneo de satisfacción; los masajes en el brazo después de que ella sufriera una vez una contractura muscular al levantar con una sola mano un saco de comida de perro. A veces, creía que aparte de echar de menos el hecho de poder hablar con Gabby, el simple acto de tocarla era lo que más añoraba. Travis había necesitado un mes entero antes de atreverse a pedirle permiso a Gretchen para colaborar con los ejercicios y desde entonces cada vez que le masajeaba la pierna a Gabby se sentía, en cierto modo, como si se estuviera aprovechando de ella. No importaba que estuvieran casados; lo que importaba era que sólo él tomaba parte en aquel acto, algo absolutamente falto de respeto hacia la mujer que adoraba. Pero esos ejercicios...
Ella necesitaba esos ejercicios. Los «requería». Sin ellos, se le atrofiaría la musculatura y aunque despertara —cuando despertara, rápidamente se corrigió a sí mismo— se sentiría permanentemente anquilosada. Por lo menos, eso era lo que Travis se decía siempre a sí mismo. En el fondo, sabía que él también necesitaba tocarla, aunque sólo fuera para sentir la calidez de su piel o el pulso suave en su muñeca. Era en esos momentos cuando tenía la absoluta certeza de que ella se recuperaría; que su cuerpo simplemente requería algo más de tiempo para ajustarse.
Acabó con los dedos de los pies y empezó con los tobillos; cuando hubo acabado, le flexionó las rodillas, doblándolas hacia el pecho y luego estirándolas. A veces, mientras ella se hallaba tumbada en el sofá ojeando alguna revista, estiraba la pierna distraídamente, exactamente del mismo modo. Era un movimiento propio de una bailarina y Gabby lo hacía con la misma gracia con que lo habría hecho una bailarina.
—¿Te gusta, amor mío?
«Mmm... me encanta. Gracias. Me sentía un poco rígida.»
El sabía que se había imaginado la respuesta, que Gabby no se había movido. Pero su voz parecía emerger de la nada cada vez que él se aplicaba en esos ejercicios físicos con ella. A veces se preguntaba si se estaba volviendo loco.
—¿Cómo te encuentras?
«Muerta de aburrimiento, si quieres que te diga la verdad. Ah, por cierto, gracias por las flores. Son preciosas. ¿Las has comprado en Frick's?»
—¿Dónde si no?
NICHOLAS SPARKS En Nombre del Amor
Escaneado por PRETENDER – Corregido por Isabel Luna Página 158


































































































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