Page 17 - Tinterillo_Neat
P. 17
III.
CARTAS DE UNA ROSA A SU ESPINO
Era un hermoso coro de heridas dolientes que se abrían por toda mi alma. Mi espíritu
de ángel funcionaba como agua presentando finas gotas de tinta danzando dentro,
como en una extraña opereta de ballet, y cada raya pintada con algo parecido a un
puñal divino, se veía como un listón de color pastel… y había más de un lazo
adornando el escenario. Rosa, azul y melocotón.
Lo sentía: no sólo me había hecho gárgola. Ahora entendía aún más la razón de por
qué no debía llorar…Un beso hecho gárgola por fuera, y lágrima por dentro…y
nosotras las lágrimas no sollozamos porque ya somos todas llanto… increíble la
respuesta que estaba ante mis ojos…y pudiendo ser la lágrima de Dios nacida del amor
de su Mirada, “me negué”, marchité y olvidé al ser humano al que pertenezco…pero en
ese instante el cielo me llamaba a reencarnar, y mientras tanto me contaba la historia
de mis primeros dolores para dormirme, aunque naciese en un cuerpo aún más de
huesos que de carne, para conocer de nuevo al ser que me tendría como ángel
guardián si no fuese por mi pequeña caída.
Y siendo así, lloré estas cartas para aquel al que reconoceré…Un hombre al que debía
amar y amaré por siempre, y que conocí una vez en mi primera vida como humano:
Querido Espino,
Aquel que reencontraré en mi última vida
vuélveme a llamar escoria,
te enterarás de mi muerte para volver a ser yo, florida.
Podré nacer con pene, pero no seré niño
tu espíritu masculino se enamorará de mi verdadero ser
pero como nuestros cuerpos de carne no encajarán,
te avergonzarás y amarás a un alma en cuerpo de niña
pero nuestro amor será siempre el más puro
y tal vez por eso lo superarás como a un juego de bebés,
y yo tan sólo podré danzar:
La oscuridad sólo recuerda que la luz existe
eso es algo que todo ángel de la milicia celestial debe saber,
y mi torpeza me viste las uñas de luto para que no lo olvide…
tu viste mis manos… ¿Ahora me crees?
Recuerdo hacerte reír. Soy un payaso triste
pero es diferente un ángel deprimido a un ser humado decaído
por eso, ¡Alégrate, que tu ángel se ha vuelto humano!
¡Podrá besarte si le acaricias el rostro! No seas cobarde.
No me hagas bailar el “Amamántenlo” que podremos amarnos en Cielo.
Volaré, yo volaré, y la adorable cruz yacerá en mi sombrilla militar
volverá mi voz muda, y mi ceguera volverá a ser palabra,
entonces recordaré otra carta…una que lloré, y entonces: lloraré.
– Con dulcificante fervor, Tinterillo…
Aquel al que llamaste loco.
-por Dios