Page 125 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz 115
felicidad, de tenerte en mis brazos como la primera vez.
Ella le rodeó el cuello y me susurró al oído:
-No me alejaré nunca más de ti.
Luego su voz se transformó, parecía una voz lejana, distante....
Era una voz como de ultratumba.
Caminaron tomados de la mano como si hayan decidido de ante-
mano dónde irían. Sus pasos acompasados los impulsaban en una
misma dirección, caminaron un buen rato sin hablar. Euclides ad-
virtió que ella cantaba una canción lejana, apagada, triste. Pero
esta vez ella no desapareció inmediatamente como en el primer
sueño, sino que se alejó de él y caminó por la avenida Cristóbal
de Mendoza, cruzó la avenida y se detuvo justo frente a la iglesia
La Santa Cruz. Allí se tomaron de la mano y caminaron hacia la
puerta de ingreso, soñando que un día vivirían lo mismo, el día de
su boda. Ella continuaba callada esta vez, se apagó su dulzura, lo
miró con una tristeza que le hizo temblar a Euclides y le dijo:
-En esta iglesia quiero que nos casemos y se besaron largamente.
Luego sucedió algo que el nunca pudo interpretar. Ella retiró su
mano de mi mano y desapareció. ¡Alejandra! Grité, ¿Alejandra
dónde estás? Seguramente grité porque desperté y todos me mira-
ron, los niños que jugaban me miraron con ojos de espanto, enton-
ces comprendí que había tenido una alucinación.
“Me levanté del banco y apresuré el paso para contarle a mi tía
Encarnación el significado de ese sueño. Caminé unos pasos y tuve
una rara sensación de miedo a la muerte, me di cuenta que había
estado hablando con un fantasma, miré a mi alrededor y vi que
otras parejas hablaban y se entendían, se amaban, eran amados en
un mundo feliz de donde yo me sentí excluido. Comprendí que tal
vez nunca más volvería a encontrarme con Alejandra, que el sueño