Page 124 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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114 La trágica noche de Santacruz
besos que los guardaré para toda la vida. Tengo tantas cosas de de-
cirte, pero tal vez las palabras sobran.
Adiós.
Alejandra”.
Aturdido por la sorpresiva carta, Euclides salió a caminar por la
avenida Argentina, se sentía abatido y desilusionado. Primero, por
la partida inesperada de Alejandra y segundo por las advertencias
que ella le hacía. Salió de su dormitorio y luego caminó por la ave-
nida. Era la misma tarde del sueño, una brisa suave para caminar
y reflexionar, caminó y en el Parque Urbano se sentó en un banco,
vio que los niños jugaban llenos de felicidad, vio que una pareja
de enamorados caminaba como él y Alejandra en el sueño. Sumido
en sus pensamientos se durmió otra vez. Por la avenida Capitán
Arrien los automóviles de lujo cruzaban transportando a personas
en aquella tarde tibia y serena, los niños seguían jugando alegres,
la pareja de enamorados se alejó por la avenida Argentina hacia la
avenida Viedma.
Volvió a soñar otra vez a Alejandra caminando por el boulevard
de la avenida Cristo Redentor, esta vez ella llevaba puesto un ves-
tido amarillo sensual. No sucedió lo mismo que en el primer sueño.
Ella se detuvo frente a él y le dijo:
-“Eu” yo te amo y te amaré toda la vida.
La voz de Alejandra era suave, con su eterna sonrisa y mirándole
con sus ojos negros y grandes, luego ella insistió:
-Pero… ¿porqué lloras?
-Lloro porque te vuelvo a ver -respondió de inmediato-, lloro de