Page 119 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz 109
hogar. En este momento no puedo darte detalles….
-Quiero verte –respondió él sin pausas- te extraño mucho. Tu pre-
sencia me hace falta en todo, en la calle, en la universidad. ¿Por
qué te cambiaste de universidad?
-Es una historia larga -respondió ella con un eco de melancolía-
En este momento no puedo decirte mucho por teléfono. Tampoco
puedes venir a mi domicilio. Bueno… esperemos unos días….
Pero te adelanto algo, este semestre no estudiaré en Inteeso, mi
padre ya me inscribió en otra universidad, llevaré unas cuantas
materias y mi tiempo lo dedicaré a aprender inglés. Mi padre….
tiene planeado enviarme a Estados Unidos para los próximos se-
mestres de este año, de tal manera que llevaré pocas materias de
arquitectura.
-¿A Estados Unidos?
-A la Universidad de Búfalo –continuó ella-, es mejor que lo sepas,
me duele el alma decírtelo. Pero eso nada cambiará en lo nuestro.
-Alejandra ¿tú me amas como yo a ti? Dímelo.
-Te amo, respondió ella y colgó.
Otra vez las dudas agobiaban el alma de Euclides, quien continuó
sus estudios sin pausa, debía seguir adelante, pero una especie de
melancolía atormentaba su alma, tenía el vago presentimiento que
se había abierto un abismo profundo de incertidumbre en su rela-
ción con Alejandra.
No era eso, era el neuroticismo.
Tenía un vago presentimiento de abandono, de soledad, de un pro-
fundo pesimismo que nunca antes había experimentado. Entonces
le invadió una sensación de enojo, de ira, sentía disgusto por lo