Page 226 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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216                                La trágica noche de Santacruz



          la playa con una especie de profundo pesimismo, piensa que será la
          última tarea que le encomendaron, presume que algo va a fallar en
          la acción que se cometerá en el túnel del aeropuerto El Trompillo.
          “Me siento un hombre derrotado de antemano, un hombre doblegado
          por la muerte. Nunca sentí esto en toda mi vida, soy un hombre frío,
          que mata sin piedad, que no perdono a nadie, pero hoy hay algo que
          me detiene, que me enfurece, porque fui un hombre al servicio de
          matones, de miserables, de embaucadores. Siento una especie de
          tedio por lo que hago, me cansé de ser servil a muchos, de matar por
          dinero, de recibir migajas por asesinar a gente importante. Otra vida
          es mejor a esta, estoy seguro.  Otra vida es con hijos, esposa y nietos
          a tu lado, creo que eso es la felicidad a la que muchos aspiran. Desde
          temprana edad, recuerdo ahora, que me empujaron al mundo de los
          malos, mis padres no me bautizaron, ni sé qué es la primera comu-
          nión, ni la confirmación, nada. Mi padre era contrabandista de licores
          caros en la frontera de “El faro del fin del mundo”.

          “Mientras mi padre se empeñaba en engañar con los licores adulte-
          rados a los clientes, mi madre se bebía la otra parte. Tengo la visión
          clara de los hechos, tenía yo unos 16 años y me enrolé a una banda
          de contrabandistas de licores y tráfico de mujeres atractivas en un
          país remoto. Fue allí que una vez uno de los jefes me dijo que tenía
          que conocer bien a las mujeres en la intimidad, y me dijo, hoy será
          tu primera vez, para que seas bien hombre. Fue cuando una mujer
          estaba desnuda tendida en una cama y me llamó, ahí fue que conocí
          lo que era el amor, es como un terremoto. “Nada de sentimentalis-
          mos”, me decía “el Jefe”, como que así nos dijeron que lo llamára-
          mos. Así que no conocí lo que es el amor platónico, enamorarse,
          contraer matrimonio, lo hermoso y feliz que debe ser caminar por las
          calles tomados de la mano con tu enamorada, sentarse en una playa
          a dialogar con tu pareja mirando el mar, decirle a una mujer que la
          amas, nada supe de la confidencia sentimental, de recibir y enviar
          cartas de amor, de planificar tu futuro mirando el mar azul, debe
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