Page 273 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           263



            luego del primer fracaso para asesinar al candidato de Arenal. En este
            segundo intento la meta era eliminar al diputado Santacruz cueste lo
            que cueste, los autores intelectuales de la conspiración hicieron un
            millonario aporte para pagar a los sicarios, exigían resultados con-
            cretos, presionaban para que haya acción, que la noticia corra por
            todo el país. El sábado 12 de abril de 1997 fue el segundo atentado
            contra la vida del diputado Euclides Santacruz, ocurrió en la avenida
            canal Guapilo. El autor intelectual del intento de asesinato fue Gastón
            Durango. El candidato presidencial de Arenal, no había aprendido la
            lección, salió y se marchó sin cuerpo de seguridad, fue demasiado
            confiado, ingenuo, inocente. Esta vez el capitán Bordenave es el cho-
            fer de la Ford Ranger.

            Nunca se supo porqué Euclides Santacruz no contrató un cuerpo nu-
            meroso de seguridad, ya había salvado milagrosamente una vez la
            vida. ¿Era terquedad? No sé. ¿Tal vez el neuroticismo estaba afec-
            tándole su parte emocional?

            Y otra sorpresa, ese día se perdió del mapa por segunda vez Segundo
            Chaparro, su chofer oficial. Le informaron al candidato de Arenal
            que su chofer oficial otra vez se había enfermado, Euclides aún no
            podía comprender que estaba rodeado de traidores.

            Aquella noche calurosa salió otra vez solo y esta vez los hechos
            sucedieron así: el diputado Santacruz junto a un chofer conocido
            como “el Espantapájaros” se dirigía a un mitin para apoyar a Fá-
            tima Campos Melgar en la Pampa de la Isla. El candidato estaba
            triste y pensativo, recordaba a Alejandra, recordaba también que
            su padre le dijo una y mil veces: “El hombre es el arquitecto de su
            propio destino”, ya la frase era un poco incómoda, pasada de
            moda. La realidad era otra, el hombre construye su futuro con bue-
            nas acciones, con dedicación, esmero y trabajo, pero… Pero. Ya
            sabía que moriría asesinado, su tía se lo dijo, Alejandra se lo advir-
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