Page 284 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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274                                La trágica noche de Santacruz



          Dos semanas después del segundo atentado, Euclides mira a su alre-
          dedor y no comprende nada, no sabe porqué estaba ahí parado solo
          ante el mundo, utilizando muletas para caminar, comprende ahora
          que sus sueños de grandeza se derrumban en poco tiempo, todo fue
          orquestado en una conspiración de oportunistas y vividores de la po-
          lítica, que desde las sombras de la maldad tomaron fríamente la de-
          cisión de aniquilarlo de su exitosa carrera política. Tejieron desde las
          penumbras una gran mentira, una confabulación, un complot que
          acabó con su futuro político y terminaron por liquidarlo.

           Euclides mira otra vez su ciudad a la que ama, la capital del depar-
          tamento cruceño, la urbe que él comenzó a transformar durante tres
          años. Hoy también recuerda que todo fue meticulosamente orques-
          tado, planeado fríamente en varios escenarios: en la capital oriental,
          en la Llajta y en la sede gobierno. Eso se lo dijo una persona que él
          nunca conoció, que solo le hablaba por teléfono, era una voz miste-
          riosa de una mujer joven que le hablaba con una dulzura que antes él
          no lo había escuchado. Euclides mira la avenida Cañoto, como la ma-
          ñana que tuvo un mal sueño y vio los tajibos en flor y los jardines
          que embellecen la Ciudad de los Anillos.

          Recuerda lo que le dijo su padre el día que se marchó de “El Paraíso
          Escondido”: “El hombre es el arquitecto de su propio destino, eso no
          lo olvides nunca hijo”. Recuerda la frase y ahora suena como si nunca
          lo haya escuchado, suena distante, lejana, como perdida en la soledad
          de su vida. Sentado en un banco de la plazuela El Estudiante medita
          sobre su futuro, mira a los ciudadanos caminar por el paseo público
          en una tarde serena, respira profundo, saluda a algunas personas que
          reconocen al diputado de Arenal. Piensa y se dice a sí mismo que no
          renunciará, que continuará su carrera política, al fin y al cabo, no le
          teme a la muerte, pero no quiere morir sin antes ver progresar a su
          ciudad. Piensa que un día tendrá hijos, que logrará la victoria final,
          será en ese momento que perdonará a todos sus enemigos.
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